"Nosotros estamos saliendo"

…aunque ese Domingo no tanto.

{Parte II}


Sí, me gustó esa vez que te fui a visitar. A pesar de haber pasado las de caín, estuve contigo y lo disfruté. Aunque ese Domingo no tanto.
Te pregunté dos días antes de ir a visitarte si te gustaban las sorpresas, me dijiste: ME ENCANTAN. Ya hace días estaba planeando llegarte de sorpresa y puse manos a la obra. Te pregunté si estarías en aquella ciudad donde te quedas esporádicamente o la ciudad donde vives, para tener un solo destino a la hora ir. Como pude te saqué el itinerario de esos próximos días y di acción a mi plan.
Llegué a esa ciudad, a ese C.C donde me dijiste que estarías, imaginé: Cuando vea un gordito pelon fumando marlboro rojo, ¡ése es!. Pasaban las 4:30pm, llegué, eché la mirada hacia donde tocaba un grupo, -grupo en la cual tu estarías con ellos porque eran tus panas- y nada. No te vi. Mi celular tenía un par de horas descargado y aunque a veces me arrecha mi mala memoria ese día estaba agradecida de haberme aprendido tu número. Busqué centro de comunicación a los alrededores de ese C.C. y para mi malasuerte no había. Tocó poner cara de tragedia y pedirle a alguien con caradegenerosidad celular prestado. Di con uno. Mientras marcaba estaba nerviosa. ¿qué habrá pasado? ¿por qué no lo veo? ¿será que no vino? ¿será que ya se fue?. Lo llamé y le dije: ESTOY AQUÍ DONDE ME DIJISTE QUE ESTARIAS. VENTE. Por su tono de voz deduje su sorpresa, y me dijo: No viajé. Estoy en mi casa. Te llamo en diez minutos para ver qué puedo hacer…
Llamó. Y me dijo: no puedo ir, llegaré tardísimo. Vente tu. Y mientras me daba las instrucciones de cómo llegar a esa otra ciudad, entre terminal, metros, pasajes, mi subconsciente deseaba por un instante caerme a cachetadas delante ese poco de personas por haber sido tan tonta en la vida. De repente, pensé: Estas cosas pueden ocurrir, qué coño. Pero, también me molestaba la idea de que la misma trayectoria que yo iba a tener viajando hacia allá, él también la iba a tener. No sé los motivos, pero yo me lo tomé como: Qué balls, no me desea. Bueh, hice maromas para llegar a ese terminal. Yo tal cual india perdida buscando un metro y sonriendo a los transeúntes por no saber cómo meter un mísero ticket en el aparato ése, di con el terminal. Hedía a Caracas, sí, hedía, hedía a gente de catorce horas sin bañarse, hedía a esas miradas perdidas, hedía a esas caras de tragedias, hedía a esa hambre de no haber comido hace ocho horas, hedía… y yo estaba allí, en el medio de todo eso. Por ir a ver al gordi, porque de eso se trata todo esto: si tu vas, yo vengo y viceversa. Como toda ‘relación a distancia’…
Llegué a ese terminal, eran las seis y piquito. Hora que –según él- salía un autobús. La cola era peor que cuando traen aceite, azúcar y leche en un supermercado. Pero hice mi colita. Ansiosa, nerviosa y molesta. Y con esa botellita de vino que guardaba en mi bolso y la caja de marlboro ligth que me llamaba gritos, pero no, ellos solo iban destinado para una sola persona: el gordi. Por un instante pensé también en cambiarme de cola y meterme en esa que iba a la ciudad de las naranjas y aparecérmele a mi amigo el very pequen, pero no, no bebí el vino, no me cambié de cola y me fumé un cigarro.
El autobús no llegó a la hora estipulada. Así que tres mujeres delante de mi –inquietas por otras circunstancias distintas a las mías- me comentaron de agarrar uno express. Y así fue. Nunca le dije de haber agarrado un express, creo que fue porque no quería que notara mi ‘desespero’ por verlo y porque también iba llegar tardísimo y no iba estar con él lo suficiente. Aparte tenía que regresarme al otro día como diera lugar. Llegué a eso de las 8pm, creo. El señor me dejó en una parada cerca de su urbanización porque no podía desviarse para llevar a las otras tres mujeres. Él constantemente llamándome para decirme la dirección de su casa. “Agarra un taxi y dile así mismo como te estoy diciendo”. Me lo repitió tres veces en distintas llamadas, recuerdo. Para nada porque en vigilancia no lo dejaron pasar… Entons, tuve que esperar en vigilancia unos cinco minutos que pasara un carrito de esos que trabajan dentro para llegar allá. Llegué, me esperaba fumando su acostumbrado marlboro rojo, viéndome, yo riéndome, pero con mi cara de arrecha. Estaba molesta, casi las nueve y solo pensaba en tres cosas: agua, paño y quiero sentarme.
Él lo cumplió, me dio las tres cosas mientras jugaba con sus perritas. Qué tiernas son, dan buen uso de su nombre… una es tan dulce y la otra es tan sal y pimienta que deseas quedárteles abrazandolas jejej…
Y luego de mi vaso de agua, me presentó a su mamá –mi cara fue todo un poema de Llosa- y me fui a bañar… Una vez estando lista, me dice: Vamos a salir y ya estaba un amigo de él afuera.
Imaginé que estaríamos los dos solos, la botella de vino que guardaba para nuestro momento, mis marlboro ligth con sus marlboro rojo, él y yo… Pero no, quizo salir y con su amigo. Nos fuimos…
Fuimos a un local de rock, después a aquella parte de esa ciudad que hace frío y que según él –es la más pipirisnái- allí visitamos a un amigo de él. Rones venían, cigarros, risas, y un: ¿por qué estoy tan incómoda?... se hizo hora de irnos y volvimos al local de rock. Me sentí peor y no se hicieron esperar mis celos incomprendidos. Estaba esa tipita que le tengo cierta vaina. Y me molesté, pero no tanto porque él estaba con esa caraja, no, sino ese pellizquito que me decía si esto iba hacer siempre así. Poniendome celosa por carajas que son tan nulas y que él le hacía gracia hablar con ellas… en fin, me aparté y me sentí en una silla. No encajaba en ‘su sitio’. Él se me acercó y me preguntó si estaba celosa o molesta. Solo le dije: No te dejaré fumar de este cigarro…
Nos fuimos a casa de otro pana de él. No tocó lanzarnos a la piscina, el vino y nosotros por allá jugueteando bajo el agua. Yo, siempre sobria. Él, un tanto tomado. El baño, la escalera, esa esquinita de la piscina fueron testigos de nuestros juegos. Recordaré ese momento porque solo estábamos nosotros dos, solitos, con otros dos panas, pero ellos alejados por allá. Y la pasé bien, con nuestro vinito y nosotros dos solitos… si todo se hubiese resumido a ese momento… pero, la final, lo disfruté, lo pasé ‘rico’ jejej… aunque el Domingo no tanto.
No me engaño. El Domingo nunca tuvo que existir. Me sentí tan indeseada, tan culpable, tan ‘no valió la pena todo lo que hice por venir a verlo’. Ese sentimiento tan asqueroso como: te usé y te boto. Ese mismo sentí.
Me levanté a las 10am, un poco tarde para que me vaya. Salir de donde él vive es un poco difícil así que, lo levanté y le dije: vamos a prepararnos un café. Él: déjame dormir media hora más… Yo: Ok, pero acuérdate que debo regresarme temprano…
Él dormía… yo, veía two a half men. De ese día recuerdo verlo dormir, era tan bonito verlo. Recuerdo otras cositas más: sus poquitas pecas en la espalda, su piquitos rapiditos porque ‘no se ha cepillado’, sus ojeras, sus ojos, su parte blanda de la frente, su cortada mínima por afeitarse, su barriga, sus tatuajes, el significado de cada una de ellas, su ¿tu ves esa serie?…
Recuerdo todo de él, pero su acciones, su comportamiento, quiero borrarlo, quiero borrar esa parte de ese Domingo.
Cuando almorzamos, su cara e’culo. Cuando me llevó a la parada de autobuses, con su cara e culo, ni una agarradita de mano, ni un besito de despedida, ni una palabrita, ni esas llamaditas a mitad de camino que te reconforta saber que está pendiente de ti, nada. Ni siquiera la llamadita esa de: ¿cómo llegaste, amada?. ABSOLUTAMENTE NADA, y es allí donde comenzó todo…
Tuvo una semana sin llamarme, sin mandarme un DMs y ni un msjito de texto. Eso, solo diré eso. Podría contarle TODO lo que pasó esa semana, pero me da vergüenza hasta de escribirlo. Eso solo quedará entre él y yo…
Creo que si fuera la Yanerlys de antes hubiese agarrado al tercer día y embriagarme sola en aquel sitio donde voy y que el señor que atiende siempre me diga: ¿tu otra vez sola?, ¿te doy lo de siempre: lanegrita y el vasito plástico con pitillo? Tienes esa cara de que vas a fumarte la caja que traes en tu cartera y la otra que me vas a comprar dentro de una hora. Cómo una persona puede verte tan poco y conocerte tan rápido. Lástima que con el gordi no pasa eso…
Pero no pasó nada de eso. No fui a ese sitio, no tomé, sí fumé, pero no lo suficiente como hubiese hecho en otras ocasiones. Solo mi cabeza, mi corazón y sé que él saben por lo que pasé. Uno que otro tweet lanzé, pero ni él lo leyó.
“Tuve el teléfono malo y luego me arreché y no te contesté”. –inserten sus conclusiones acá- que yo con mi dramatismo luego los insertaré.
Lo mongólica me viene después: lo disculpé. Hoy me di cuenta por qué. Y no lo escribiré por cobarde. Pero puedo decir el cliché ese de moda actual: TÍPICO.
Y desde esa semana que dejaste de hablarme fue lo peor que le pudiste a ser a mi autoestima, a mi corazón y a mi piel.
Te acuerdas cuando me llamaste que duramos dos horas hablando y que al final me dijiste: TE RECUERDAS CUANDO TE DIJE QUE CUANDO ME GUSTE OTRA TE DEJARÉ DE HABLAR y, ahorita estoy hablando contigo. Yo: LO HAS HECHO, HAS DEJADO DE HABLARME Y POR UNA SEMANA…
No es necesario interpretar los silencios de alguien, porque uno ha pasado por esos silencios que hasta incómodos son. Yo solo le pido respeto y él solo me dice: nosotros estamos saliendo…
PD: Ya no siento como antes… aunque no niego que casi todos los días, aunque sea cinco minuticos, te pienso. Tu indiferencia hace que cada día mi corazón se vuelva un vaso estallado y que tu: no puedo ir, ven tu; ya no me resulte tierno.
PD2: Soy una persona insegura, tu mismo lo sabes y siempre me lo reclamas, pero si cuando de seguridad se trata, mi instinto forma parte de ello. Y sé que mientras coqueteas conmigo, coqueteas con tres más. Imagino que es tu misma coraza y de ‘no salir lastimado’, pero ya no quiero hacerme la tonta y seguir con esto. Di la batalla, pero tu no la das conmigo y haces mal a mi autoestima lastimada.
Le doy paso a esas dos o tres. Las tienes cerquita, dale esos abrazos que aun siento su apretón y diles ese MAMI que siempre me molestó…
Besos…

El chico con nombre de talibán…

“MAMI”


Él tiene esa peculiariadad de nariz, calvo, medio izquierdista y que le gusta decir ‘mami’ para molestarme. Hace años que nos conocemos, pero un poco más de ocho meses que tuve, tuvimos esa ‘seriedad’ de comenzar a salir…
No todo ha sido muy bonito, mi inseguridad no lo ha permitido y la lejanía tampoco. Pero estamos allí luchando a que no se termine. O eso creo. –de parte mía-
Los CREO prácticamente es la palabra principal que describe esta relación. Supongo que las relaciones a distancia se basará en esa palabra, ¿no? Porque solo queda de ambos es creer… solo queda eso.
Cada vez que recuerdo esos días del juguetéo tu/yo es inevitable no sacarme una sonrisa. Esperar impaciente tus DMs, tus mensajitos de texto de MAMI o tus TE AMO sin sentido, pero que me hacían gracia leerlos… aunque ya los TE AMOS se han devaluado y no vienen fabricados como antes…
Las llamadas constantes, esas llamadas que me hacían mentarte la madre cuando lo hacías a las 4am o 6am o cuando te decía que estaba ocupada y sin embargo, me llamabas…
Y me da risa, pero un poco de tristeza porque todo eso ya se ha ido. Soy muy sensible y mentiría si te dijera que mientras escribo este post sobre ti se me hace un nudito en la garganta y comienzo llorar como necia…
Porque así soy, sensible y necia, insegura y estúpida; dramática e intensa. Y pudiera escribir un testamental, que era lo que tenía planeado hacer. Pero mis lágrimas a esta hora -2am- no me están dejando…

Mis días en Maturín...



Bueh, cuando solía despecharme en Maturín, caminaba desde Juanico por toda la calle Bolívar hasta llegar a aquella panadería árabe que quedaba al lado de un banco. En la que toda esa trayectoria me acompañaba unos cuantos cigarritos mientras comía chesse tris y me tomaba un raspáo de limon que compraba cuando llegaba por la catedral.

Luego entraba aquél cyber que quedaba cerca de la panadería; me conectaba, pasaba horas y horas conectada. Mirando mi Msn. Mirando cuando ÉL se conectara. Y si ya lo estaba, quedarme viendo su nick. Por horas, comiendo cocossette e imáginando la cantidad de vainas que quería decirle sin que me lastimara y me arrepintiese después.

Así me despechaba en mis días en Maturín.
Sola, sin amigos. Los marlboros, las calles húmedas y el internet...

En aquel local que tenía nombre de cereal…

“Si me tocas la nariz, te beso”


Sí, allí fue donde lo conocí. Éramos tan fanasmas que me da pena decir, pero es ahora cuando me pongo a pensar y digo: ES QUE NI TE NOTÉ. Yo, porque en ese momento salía con aquel húngaro con dreadloks baterista que me tenía con la piel de gallina y ÉL con su grupo pop haciendo sus relaciones públicas con el rock. No hubo miradas, no hubo pistonéo, cada quien en lo suyo. Yo suspirando con quien estaba a mi lado y él hablando de su rockanroléo.
Hubo una segunda vez que nos vimos. ÉL se presentaría con su grupo de pop y yo iría nuevamente con el baterista en el mismo local con nombre de ceral. No hubo cruce de palabras, excepto cuando me lo presentaron por segunda vez que no recordaba mi nombre. Y así fue… también la tercera vez. Esa tercera, fue muy poco que nos vimos. En realidad, nada. Ya que no iba con el baterista sinó con mi mejor amiga.
Me hice admiradora de su grupo. De sus letras, de su ritmo… Ese día me escapé y fui a aquel lugar donde presentaban a bandas regionales de esa ciudad jardín y que ellos estarían. Me sabía todas las canciones. Ya tenía su DEMO y me las había prendido todas jejej, y bueh, me aventuré. Ahorita, me he puesto a pensar, y me imagino que, yo, una niña de dieciséis que apenas y estaba entrando en ese ambiente, que salía con ‘alguien público’ y conocía esa banda –por no decir Importante- pero era una de las más escuchadas, lo que yo sentía era una EMOCION, emoción de saber que los conocía, que se presentaban delante muchas personas. No sé, pudo haber sido eso. Aunque amaba sus letras. Creo que si los escucho de nuevo podría cantarlas de punta a punta. En fin, ese día ni nos miramos, en cuanto terminó, mi amiga y yo nos fuimos…
Luego de eso, días después, creo recordar. (porque tampoco eso es así, recordarme exactamente todo. Son LOS años que han pasado, no se crean jejejej) hubo un cumpleaños de un amigo mutuo de él con el baterista y fui. Estaban todos, menos él. O si estaba no lo recuerdo jejejej. Y bueh, de repente al pasar de los días, en mi MSN estaba el vocalista y días después apareció ÉL…
Y a partir de allí comenzó todo… Amistad virtual que luego se convirtió en hablar un poco más allá y hasta lo que es hoy. Un romance, un amorío, un jujú, no sé ni qué lo que es hoy. Esto, no sé qué es.
Se dio el primer reencuentro después de muchos años escribiéndonos. Nosotros dos, solitos, cara a cara en aquella fuente de aquel Centro Comercial. Hacía dos años que me había regresado a mi ciudad natal. Y cuando viajé para allá –para esa ciudad jardín- nos vimos. Estaba sentada leyendo un libro –mataba tiempo porque llegué primero que él- estaba nerviosa, mirando hacia los lados y nada. A los veinte minutos llegó. Fuimos y compramos cigarros, yo para esconder mi estado de ansiedad y él, por ¿matar su vicio?, no lo sé.
Le reclamé por qué días antes me había embarcado. Y fue cuando me dio LA GRAN NOTICIA: “Estaba con mi novia”. Se había ido de ‘amor’ a ese pueblito que juré que nunca más iría de nuevo. Que por cierto, de ese pueblito escribí y en el cual inauguré este blog. En fin, “TENGO NOVIA” y me contó muchas cosas. Yo sonriéndole, ¿qué más podría hacer? Muchas cosas pasaron por mi cabeza la verdad. Recuerdo que una de ella era: No le gusté. Suponiendo que si íbamos a vernos, después de laaargas conversaciones de tu-yo y esas cosas. ¿Cómo podría venirme ahora decir que tiene novia y que por MSN ni mensajitos de texto nunca me lo mencionó? Quería como morirme. Solo me entregué al la caja de cigarros y a esperar otro pana. Qué menos mal que lo hice. Pero bueh, hablamos y hablamos mariqueras. Él siempre sacando a su novia: “ELLA ME VIENE A BUSCAR A MI CASA Y NOS VAMOS JUNTOS A LA UNIVERSIDAD” ¿Para qué coñoelamadre quiero saber yo eso? Y yo: ¡Qué fino!, mientras inhalaba más el cigarro. No se tocó ningún tema de lo que hablábamos por MSN. Ni un poquitico. Con eso de que tenía novia era más que obvio, ¿no?. Pero recuerdo de algo que él me dijo que me da risa jejej: “Tengo una prima que trabaja en el Hotel TAL, cuando quieras podemos ir”. Yo dentro de mi: ¿Y qué se cree éste? Jajajajaj. Pero como pude lo colié. Vino mi amigo, fuimos por un par de cervezas y listo. Allí quedó.
Desde hace unos siete meses, quizás más, quizás menos, no estoy segura. Desde aquella vez, no nos hemos vuelto a ver, pero sigo teniéndolo en mi MSN, FACEBOOK y TWITTER. Y hemos comenzado otra vez con ese ‘jueguito del tuyyo’. Pero esta vez es un poco más, serio, por llamarlo de alguna manera. Tenía tiempo que no me sentía así. Que alguien me hiciera molestar y poner el corazón chiquitico a la vez. Que sueñe y me haga sentir cosquillitas en las plantas de los pies. Es que ni aquella vez cuando nos vimos en esa fuente me había sentido como me estoy sintiendo ahora. Me encanta, me fascina, me gusta, y quiero todo con él. Pero, me arrecha, me obstina de sobremanera la lejanía que hay entre nosotros dos. Él está en aquella ciudad jardín-capital y yo aquí en esta ciudad de calor y malestar. Y ha hecho las cosas más difíciles.
Viajó para acá, vino con unos amigos, pero vino. Hice maromas para verlo ese día que llegó. Fui, lo vi, pero no me paró, ni me vió, estuve veinte minutos de mi vida al lado de él y no me paró. Se fue. Me molesté, ¡claro que me molesté! y bien arrecha que estaba. Me fui a beber.
Luego, hablamos y me calmé. Dijo para volvernos a ver. Y sí, nos volvimos a ver, nosotros dos. Me citó en un hotel porque una prima estaba hospedada allí y tal. (en la cual nunca conocí, porque nunca bajó ni nada) Imaginé el mismo comentario de aquel hotel del Castaño jajajaj. Bueh, hablamos un ratico, mientras fumábamos cigarros. Le dije lo mal que me sentí ese día cuando estuve a su lado y se fue al poco rato. Y me supo sacar la banderita blanca, la de la paz. Lo disculpé. Hablabamos de ir a otro sitio. Y lo llevé a un sitio cercano. Lo llevé a ese sitio donde la mayoría de las parejas abundan, los locales se hacen óptimos y la brisa del mar le da el toque especial al momento.
Creo que ese momento lo meteré en mi mesita de noche y lo sacaré de vez en cuando el corazón me lo permita.
Caminamos, hablamos, cigarros iban, venían. Una curda, solo una. Y mi miradas de ingenua que me ponen al descubierto a veces se hicieron notar. Él un poco inquieto, sudoroso, pero no me importaba, quería secárselos, quería tocarlo, le veía su boca, esa de que tuve mi fijación desde el primer momento que me percaté que la tiene chiquita y rosadita. Tenía esa sensación de quedármele viendo por largo rato sin pestañear. Pero él hablaba, yo decía comentarios incoherentes. Creo que mencioné a Chavez en algún momento. No sé, me puse estúpida, idiota, ridícula. Pero se hizo la hora de irse. De regresar a donde se estaba quedando y a mi me dejaría en el hotel porque era allí donde me irían a buscar. Hora de agarrar el taxi, se me vino un abrazo. Creo que fui yo quien dio el primer paso. Yo y mi estúpidos impulsos. Pero allí estaba, abrazandolo, fuerte y que no se despegara de mi. En el taxi seguía los abrazos, pero nunca algo más allá. Solo eso, abrazos fuertes. Me dejaron a mi en el hotel. Y esas ganas enorme de quedarme en ese taxi abrazandolo. Me dije: Piensa rápido y haz algo. Paré nuevamente el taxi y le dije que me dejara mejor en mi casa. Me monte y seguí abrazandolo, pero con nervios. Me decía en mis adentros: ¿por qué él no me besa? ¿por qué tengo que ser yo quien lo bese? Pero en fin, nada de eso pasó… él no me besó, yo no lo besé… y allí fue todo. Se bajó y se fue a donde se estaba quedando.
Esa noche y el día siguiente fueron los más tristes que desde hace mucho tiempo no tenía. Me dijo que se devolvería a su ciudad. Yo no quería. Yo quería más, verlo más, tocarlo más, olerlo más, sentir sus abrazos y por qué no, besarlo. Sí, eso era lo que me inquietaba más. Que se iba ir y no iba besarlo. Yo quería eso, besarlo y quitarme esas ganas de no haberlo hecho en aquel sitio. Porque el sentimiento de culpa de no haberlo hecho me iba a pasar factura luego. Y bueh, el destino quizo darme otra oportunidad. Y nos vimos por tercera vez. Nos citamos en aquel sitio donde yo hago mi parada cervecera antes de meterme mi dosis de rock que queda en todo enfrente. Él llegó y yo nerviosa. Sentía mi marca de sonrisa en mi boca al verlo. Estábamos nosotros dos, las curdas y el humo. Pero seguíamos allí, viéndonos, no hubo abrazos, pero si hubo ese contacto de que nos hizo bien volvernos a ver. De repente llegó un amigo. Fue como un detonante. Hablabamos más, rock, tecnología… todas esas cosas que se pueden llega hablar mientras se bebe. Subimos a aquel local rock. Fuimos al baño uno a uno a donde correspondía. Pero al salir, lo vi. Y era en ese momento, no sé si lo era, pero me arriesgué y lo agarré y lo besé. Qué arrecho lo que hace el alcohol, me dije. Pero igual seguí. Lo besé allí, afuera, delante de TODOS. No me importó. No soy de estar exhibiéndome besándome con alguien. Los presentes pueden asegurarlo y mi amigo. Pero sentía que si no era allí no iba hacer más en ningún lado y esa espinita de que a lo mejor no lo volvería a ver también tuvo que ver en ese impulso… Por momentos me saltaba esa vaina de que ‘el qué diran’, pero para ese momento me los pasaba por el cul*, me segué, me olvidé. Y le dije: Quédate… deberías de quedarte…
Su pasaje decía lo contrario. Era esa misma noche que tenía que irse. Pero, qué coño. Se montó en el taxi y se fue. Mi amigo al rato me dijo: Anda, despídelo. No lo pensé y me fui. Cuando llego al terminal me dicen: TIENE QUINCE MINUTOS QUE SALIÓ. Lloré, lloré porque no pude darle otro beso y decirle que me metiera en su maletín. Pero bueh… hice el intento.
Un taxista me dice: Srita. Tengo una carrerita para esa ciudad, si quiere se viene y me hace compañía. Yo: No creo… aunque quería decirle que sí. Pero yo sé que al despertar, algo dentro de mi, se iba arrepentir. Así que, decidí que no.
Y aquí estamos desde esa última vez. Me parece todo tan distinto. Tan… no sé. Creo que ya no quiere nada conmigo. No sé si es por mi comportamiento de esa última vez. Es que lo reconozco, fui una loca por dejarme llevar por mis impulsos y más sin son ocasionados por el alcohol.
Ya no siento que le gusto, no me para bola, ya nada de nada. No me escribe, no me llama. Y esos benditos tweets que deja que me hiierrve la sangre. Entonces viene y me dice: No le pares bolas a lo que twittéo, es mentira.
Y así me he pasado este último mes desde que nos vimos. Molestandome, poniéndome cabezona, insegura de lo que es esto. Si sigo insistiendo en tener algo con él o de por sí darlo por perdido. No quiero seguir perdiendo mi tiempo. He tenido tres relaciones que perdí mi tiempo enamorándome para la final, nada. Quedarme sin besos, sexo ni amor. Además, no sé en qué coño estoy pensando de verdad. Esas relaciones a distancia tienen más críticas que comentarios buenos. Nadie ha sobrevivido a una relación como esas. Aunque, sí, conocí dos casos. Pero al final están separados porque descubrió que luego de tantos años de noviazgo también tenía otra. Típico en estas cosas así. Pero en fin, Dios sabrá qué querrá hacer conmigo y mi corazón. Solo le pido que no se tarde.
PD1: Sea como termine esto, Narizon. Gracias por esas chispas que hubo entre nosotros…
PD2: “Si me tocas la nariz, te beso”. Sí chico, te tocaré la nariz cuantas veces sean necesarias. Porque así sabrás que tus besos dejaron una marquita en mis labios…
PD3: Dijiste que si te conseguías a otra me dejarías de hablar. Te digo, no lo hagas. O no, ¿sabes qué? Yo no podría hacerlo. No podría dejarte de hablar. Eso es todo.