En aquel local que tenía nombre de cereal…

“Si me tocas la nariz, te beso”


Sí, allí fue donde lo conocí. Éramos tan fanasmas que me da pena decir, pero es ahora cuando me pongo a pensar y digo: ES QUE NI TE NOTÉ. Yo, porque en ese momento salía con aquel húngaro con dreadloks baterista que me tenía con la piel de gallina y ÉL con su grupo pop haciendo sus relaciones públicas con el rock. No hubo miradas, no hubo pistonéo, cada quien en lo suyo. Yo suspirando con quien estaba a mi lado y él hablando de su rockanroléo.
Hubo una segunda vez que nos vimos. ÉL se presentaría con su grupo de pop y yo iría nuevamente con el baterista en el mismo local con nombre de ceral. No hubo cruce de palabras, excepto cuando me lo presentaron por segunda vez que no recordaba mi nombre. Y así fue… también la tercera vez. Esa tercera, fue muy poco que nos vimos. En realidad, nada. Ya que no iba con el baterista sinó con mi mejor amiga.
Me hice admiradora de su grupo. De sus letras, de su ritmo… Ese día me escapé y fui a aquel lugar donde presentaban a bandas regionales de esa ciudad jardín y que ellos estarían. Me sabía todas las canciones. Ya tenía su DEMO y me las había prendido todas jejej, y bueh, me aventuré. Ahorita, me he puesto a pensar, y me imagino que, yo, una niña de dieciséis que apenas y estaba entrando en ese ambiente, que salía con ‘alguien público’ y conocía esa banda –por no decir Importante- pero era una de las más escuchadas, lo que yo sentía era una EMOCION, emoción de saber que los conocía, que se presentaban delante muchas personas. No sé, pudo haber sido eso. Aunque amaba sus letras. Creo que si los escucho de nuevo podría cantarlas de punta a punta. En fin, ese día ni nos miramos, en cuanto terminó, mi amiga y yo nos fuimos…
Luego de eso, días después, creo recordar. (porque tampoco eso es así, recordarme exactamente todo. Son LOS años que han pasado, no se crean jejejej) hubo un cumpleaños de un amigo mutuo de él con el baterista y fui. Estaban todos, menos él. O si estaba no lo recuerdo jejejej. Y bueh, de repente al pasar de los días, en mi MSN estaba el vocalista y días después apareció ÉL…
Y a partir de allí comenzó todo… Amistad virtual que luego se convirtió en hablar un poco más allá y hasta lo que es hoy. Un romance, un amorío, un jujú, no sé ni qué lo que es hoy. Esto, no sé qué es.
Se dio el primer reencuentro después de muchos años escribiéndonos. Nosotros dos, solitos, cara a cara en aquella fuente de aquel Centro Comercial. Hacía dos años que me había regresado a mi ciudad natal. Y cuando viajé para allá –para esa ciudad jardín- nos vimos. Estaba sentada leyendo un libro –mataba tiempo porque llegué primero que él- estaba nerviosa, mirando hacia los lados y nada. A los veinte minutos llegó. Fuimos y compramos cigarros, yo para esconder mi estado de ansiedad y él, por ¿matar su vicio?, no lo sé.
Le reclamé por qué días antes me había embarcado. Y fue cuando me dio LA GRAN NOTICIA: “Estaba con mi novia”. Se había ido de ‘amor’ a ese pueblito que juré que nunca más iría de nuevo. Que por cierto, de ese pueblito escribí y en el cual inauguré este blog. En fin, “TENGO NOVIA” y me contó muchas cosas. Yo sonriéndole, ¿qué más podría hacer? Muchas cosas pasaron por mi cabeza la verdad. Recuerdo que una de ella era: No le gusté. Suponiendo que si íbamos a vernos, después de laaargas conversaciones de tu-yo y esas cosas. ¿Cómo podría venirme ahora decir que tiene novia y que por MSN ni mensajitos de texto nunca me lo mencionó? Quería como morirme. Solo me entregué al la caja de cigarros y a esperar otro pana. Qué menos mal que lo hice. Pero bueh, hablamos y hablamos mariqueras. Él siempre sacando a su novia: “ELLA ME VIENE A BUSCAR A MI CASA Y NOS VAMOS JUNTOS A LA UNIVERSIDAD” ¿Para qué coñoelamadre quiero saber yo eso? Y yo: ¡Qué fino!, mientras inhalaba más el cigarro. No se tocó ningún tema de lo que hablábamos por MSN. Ni un poquitico. Con eso de que tenía novia era más que obvio, ¿no?. Pero recuerdo de algo que él me dijo que me da risa jejej: “Tengo una prima que trabaja en el Hotel TAL, cuando quieras podemos ir”. Yo dentro de mi: ¿Y qué se cree éste? Jajajajaj. Pero como pude lo colié. Vino mi amigo, fuimos por un par de cervezas y listo. Allí quedó.
Desde hace unos siete meses, quizás más, quizás menos, no estoy segura. Desde aquella vez, no nos hemos vuelto a ver, pero sigo teniéndolo en mi MSN, FACEBOOK y TWITTER. Y hemos comenzado otra vez con ese ‘jueguito del tuyyo’. Pero esta vez es un poco más, serio, por llamarlo de alguna manera. Tenía tiempo que no me sentía así. Que alguien me hiciera molestar y poner el corazón chiquitico a la vez. Que sueñe y me haga sentir cosquillitas en las plantas de los pies. Es que ni aquella vez cuando nos vimos en esa fuente me había sentido como me estoy sintiendo ahora. Me encanta, me fascina, me gusta, y quiero todo con él. Pero, me arrecha, me obstina de sobremanera la lejanía que hay entre nosotros dos. Él está en aquella ciudad jardín-capital y yo aquí en esta ciudad de calor y malestar. Y ha hecho las cosas más difíciles.
Viajó para acá, vino con unos amigos, pero vino. Hice maromas para verlo ese día que llegó. Fui, lo vi, pero no me paró, ni me vió, estuve veinte minutos de mi vida al lado de él y no me paró. Se fue. Me molesté, ¡claro que me molesté! y bien arrecha que estaba. Me fui a beber.
Luego, hablamos y me calmé. Dijo para volvernos a ver. Y sí, nos volvimos a ver, nosotros dos. Me citó en un hotel porque una prima estaba hospedada allí y tal. (en la cual nunca conocí, porque nunca bajó ni nada) Imaginé el mismo comentario de aquel hotel del Castaño jajajaj. Bueh, hablamos un ratico, mientras fumábamos cigarros. Le dije lo mal que me sentí ese día cuando estuve a su lado y se fue al poco rato. Y me supo sacar la banderita blanca, la de la paz. Lo disculpé. Hablabamos de ir a otro sitio. Y lo llevé a un sitio cercano. Lo llevé a ese sitio donde la mayoría de las parejas abundan, los locales se hacen óptimos y la brisa del mar le da el toque especial al momento.
Creo que ese momento lo meteré en mi mesita de noche y lo sacaré de vez en cuando el corazón me lo permita.
Caminamos, hablamos, cigarros iban, venían. Una curda, solo una. Y mi miradas de ingenua que me ponen al descubierto a veces se hicieron notar. Él un poco inquieto, sudoroso, pero no me importaba, quería secárselos, quería tocarlo, le veía su boca, esa de que tuve mi fijación desde el primer momento que me percaté que la tiene chiquita y rosadita. Tenía esa sensación de quedármele viendo por largo rato sin pestañear. Pero él hablaba, yo decía comentarios incoherentes. Creo que mencioné a Chavez en algún momento. No sé, me puse estúpida, idiota, ridícula. Pero se hizo la hora de irse. De regresar a donde se estaba quedando y a mi me dejaría en el hotel porque era allí donde me irían a buscar. Hora de agarrar el taxi, se me vino un abrazo. Creo que fui yo quien dio el primer paso. Yo y mi estúpidos impulsos. Pero allí estaba, abrazandolo, fuerte y que no se despegara de mi. En el taxi seguía los abrazos, pero nunca algo más allá. Solo eso, abrazos fuertes. Me dejaron a mi en el hotel. Y esas ganas enorme de quedarme en ese taxi abrazandolo. Me dije: Piensa rápido y haz algo. Paré nuevamente el taxi y le dije que me dejara mejor en mi casa. Me monte y seguí abrazandolo, pero con nervios. Me decía en mis adentros: ¿por qué él no me besa? ¿por qué tengo que ser yo quien lo bese? Pero en fin, nada de eso pasó… él no me besó, yo no lo besé… y allí fue todo. Se bajó y se fue a donde se estaba quedando.
Esa noche y el día siguiente fueron los más tristes que desde hace mucho tiempo no tenía. Me dijo que se devolvería a su ciudad. Yo no quería. Yo quería más, verlo más, tocarlo más, olerlo más, sentir sus abrazos y por qué no, besarlo. Sí, eso era lo que me inquietaba más. Que se iba ir y no iba besarlo. Yo quería eso, besarlo y quitarme esas ganas de no haberlo hecho en aquel sitio. Porque el sentimiento de culpa de no haberlo hecho me iba a pasar factura luego. Y bueh, el destino quizo darme otra oportunidad. Y nos vimos por tercera vez. Nos citamos en aquel sitio donde yo hago mi parada cervecera antes de meterme mi dosis de rock que queda en todo enfrente. Él llegó y yo nerviosa. Sentía mi marca de sonrisa en mi boca al verlo. Estábamos nosotros dos, las curdas y el humo. Pero seguíamos allí, viéndonos, no hubo abrazos, pero si hubo ese contacto de que nos hizo bien volvernos a ver. De repente llegó un amigo. Fue como un detonante. Hablabamos más, rock, tecnología… todas esas cosas que se pueden llega hablar mientras se bebe. Subimos a aquel local rock. Fuimos al baño uno a uno a donde correspondía. Pero al salir, lo vi. Y era en ese momento, no sé si lo era, pero me arriesgué y lo agarré y lo besé. Qué arrecho lo que hace el alcohol, me dije. Pero igual seguí. Lo besé allí, afuera, delante de TODOS. No me importó. No soy de estar exhibiéndome besándome con alguien. Los presentes pueden asegurarlo y mi amigo. Pero sentía que si no era allí no iba hacer más en ningún lado y esa espinita de que a lo mejor no lo volvería a ver también tuvo que ver en ese impulso… Por momentos me saltaba esa vaina de que ‘el qué diran’, pero para ese momento me los pasaba por el cul*, me segué, me olvidé. Y le dije: Quédate… deberías de quedarte…
Su pasaje decía lo contrario. Era esa misma noche que tenía que irse. Pero, qué coño. Se montó en el taxi y se fue. Mi amigo al rato me dijo: Anda, despídelo. No lo pensé y me fui. Cuando llego al terminal me dicen: TIENE QUINCE MINUTOS QUE SALIÓ. Lloré, lloré porque no pude darle otro beso y decirle que me metiera en su maletín. Pero bueh… hice el intento.
Un taxista me dice: Srita. Tengo una carrerita para esa ciudad, si quiere se viene y me hace compañía. Yo: No creo… aunque quería decirle que sí. Pero yo sé que al despertar, algo dentro de mi, se iba arrepentir. Así que, decidí que no.
Y aquí estamos desde esa última vez. Me parece todo tan distinto. Tan… no sé. Creo que ya no quiere nada conmigo. No sé si es por mi comportamiento de esa última vez. Es que lo reconozco, fui una loca por dejarme llevar por mis impulsos y más sin son ocasionados por el alcohol.
Ya no siento que le gusto, no me para bola, ya nada de nada. No me escribe, no me llama. Y esos benditos tweets que deja que me hiierrve la sangre. Entonces viene y me dice: No le pares bolas a lo que twittéo, es mentira.
Y así me he pasado este último mes desde que nos vimos. Molestandome, poniéndome cabezona, insegura de lo que es esto. Si sigo insistiendo en tener algo con él o de por sí darlo por perdido. No quiero seguir perdiendo mi tiempo. He tenido tres relaciones que perdí mi tiempo enamorándome para la final, nada. Quedarme sin besos, sexo ni amor. Además, no sé en qué coño estoy pensando de verdad. Esas relaciones a distancia tienen más críticas que comentarios buenos. Nadie ha sobrevivido a una relación como esas. Aunque, sí, conocí dos casos. Pero al final están separados porque descubrió que luego de tantos años de noviazgo también tenía otra. Típico en estas cosas así. Pero en fin, Dios sabrá qué querrá hacer conmigo y mi corazón. Solo le pido que no se tarde.
PD1: Sea como termine esto, Narizon. Gracias por esas chispas que hubo entre nosotros…
PD2: “Si me tocas la nariz, te beso”. Sí chico, te tocaré la nariz cuantas veces sean necesarias. Porque así sabrás que tus besos dejaron una marquita en mis labios…
PD3: Dijiste que si te conseguías a otra me dejarías de hablar. Te digo, no lo hagas. O no, ¿sabes qué? Yo no podría hacerlo. No podría dejarte de hablar. Eso es todo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

- ATACA -