Me gustan los malotes y melenúos...



¿Será que elijo mal?

Recuerdo aquel muchacho de la secundaria que me gustaba: Formapeo, mujeriego y flojo. Que de vaina llevaba el cuaderno de cinco materias –y veíamos once- bajo la axila. Ése que pedía lápiz prestáo porque había olvidáo el de él. Que preguntaba: ¿Hay examen hoy? o con vocecita de niñita queriendo helado: ¡Méteme en el trabajo allí, anda! y te brindo el fresco. Sí, ése que siempre andaba rodeáo de todos. Que en el colegio si no sabías quien era él no eras nadie en la vida. La que se mataban por él pero que él se burlaba con un: ¿Tu? Psss, por favor… porque andaba con la chica cheerleader más hermosa y flexible que podía existir allí. El mandamás, el odioso, el que ya llevaba unas cuántas peas encima y creía que ya tenía agarráo a Huguito por la verruga. Sí, era ése, que aunque no era muy agraciado, era el que me gustaba y moría por verlo todos los días…
Luego me gustó otro con similares características. Dios, a ése le entregaba mi dulcito sin que se diera cuenta jejejeje… Después apareció otro, un pelo más serio pero con aquella melena que se la enrrollaba y escondía debajo de una gorra. Era drelúo pero me fascinó. Creo que lo distinto fue lo que me atrajo. También pudo haber sido esa media picardía ligada con timidez que hacía que me trepara por los paredones de mi casa -aquel tiempo- para ir a verlo. Ah, olvidaba alguito, era rockero; única cualidad que se diferencia de los dos anteriores. Siempre rodeado de “figuras públicas”, serio, antipático, un poco chistoso y baterista de una banda.
Llega el idiota, que creo que en lo único que se diferenciaba al melenúo era en lo físico. El idiota era gordito de estatura media, chivúo y con entradas. Voz gruesa y trigueñito. Arrogante como él, NADIE. Manipulador, impulsivo y un imán pa’ llamar la atención de cuánta puta y pubertas indecisas de sexualidad podría existir. Epa, yo no me meto en ese listado oyeron jejeje… pero sí, mujeriego, embustero a veces -o eso creo- y arrechón. También era rockero metalero, baterista, locutor y webmaster; por ende, tenía que estar rodeáo de carajitas operadas y sifrinitas con pupú en el cerebro. Eso me enervaba enormemente…
En fin, vino mi chico de los veintitantos, ese no se aleja mucho de las descripciones que he hecho de los dos anteriores. Éste era más tranquilo, pacífico, fumáo y masón. También rockero, vocalista pero sendo varon. Con responsabilidades pero escuchaba Tool. Abogado, con apartaco y carro propio, con trabajo estable y amigo hasta de la conserje. Era especie de motolito pero que va, es de temer a hombres así. Él no era malo o… sí, pero otra forma de maldad. No puedo decir si era mujeriego aunque a veces instuí que sí. Odioso hasta la pata pero en la cama derramaba miel. Podríamos estar molestos pero luego me contentaba a punta de Bjork, Amigos Invisibles o Belanova. Él sabía equilibrar ESO a lo que yo llamaba “relación”.
Y pues bien, creo que todos coinciden. Desde niña me gustan los chicos formapeos, pero que tengan su toque de canciones de Franco de Vita. Que puedan decirme: Yaner, vete a la mierda y regresen diciéndome: Te quiero comer a besos…

"Andar con rockero es andar con puro limpio".



-Dame ahí pa’ la vaca weón-

Así me dijo una pana anoche en un local rockero de la zona. Y es que en mis años de aventuranzas de este mundo del rock me ha dado entender que es cierto, sobre todo cuando se está con muchachos de quince a diecisiete años que ahorran lo que le da sus padres para la merienda y gastárselo el findecito que se reúne con sus panas para comprar Ron. Lo peor no es eso, lo peor viene después. Se reúnen a partir de las siete u ocho de la noche, se jalan la caña como que si otro se los fuera a quitar y ya como a las diez u once están pidiendo pa’ la vaca. Y es allí cuando escuchas el común: Marico, tengo solo dos mil bolos. O, Marico tengo es solo para irme; y sin contar el acostumbrado: Erga, no tengo nada weón. Entons, los que medio tienen platica terminan poniendo lo que falta y sin meter los cigarros. Porque ah, esa es otra cosa, no dan mucha plata o no dan nada y escuchas a lo lejos: compra cigarro pana.
Y no es por hablar paja, no, simplemente que ellos mismos se han buscado a que los cataloguen así, y a la final, uno mismo se lo termina creyendo: Como soy rockero, me visto de negro y voy pegáo’ con los cigarros. Que otro me dé. Porque se piensa que todo rockero es pana de todos. “Y si hoy yo tengo pa’ brindarte, mañana tu me brindarás así que tranquilo”; así ese carajo no trabaje y ande fugáo’ de su casa.
Pero también existen los rockeros sifrinitos. Esos que viven en la High, que por ende se piensa que tienen plata. Y te haces panita porque crees que te invitará a su casa y te dará toda la caña que nunca imaginaste y todos los brazos de cigarros que jamás podrías haber fumáo en las próximas once horas. O crees que “como tiene carro” va a servir de algo pal transporte a la licorería a las once de la noche o para cuando amanezca que te lleve para tu casa. Pero, ¿qué pasa con estos rockeros sifrinitos con mohicano tieso a fuerza e’gelatina? Mi experiencia en este grupo me ha dado entender que son los primeros limpios. Que por tener “el carrito” con eso compensan todo. Y te dicen: Brinda ahí que yo te llevo para tu casa. Claro, hay otros que no entran con estas descripciones.
Están también los rockeros mojonéaos, esos que como ganaron un concurso o pegaron un tema creen que son los Incubus o Nirvana del momento, que entran sin pagar entrada a los locales que apoyan a este género porque, o le han hecho publicidad o porque son panas de los dueños. Entons, esperan a cambio que NO SÓLO le nieguen pagar entrada sinó también la caña que jalarán esa noche o las noches que les de la gana de ir a dicho sitio. Y no es que esté en desacuerdo, pero coño, la vaina cambia cuando es a ti un/a simple, normal, sencillo/a hombre/mujer de la vida que venga, se te acerque y te diga: Bríndame la curda. En mis adentros pienso cuando sucede este tipo de cosas: ¿Será que no trabaja?. ¿El rock no le está funcionando? Más bien tu esperas que ése pana, que es tan “famoso” “conocido” te brinde. ¿o no? Jejejeje que tímida soy, ¿verdad? Jejejeje. Ajá, tampoco es que me aproveche de ese tipo de situaciones, pero incomoda algo que alguien con ese “status” te diga que anda brindáo’. Aunque me brinque cierta envidia por eso jejejejejeje.
En fin, he estado en grupos de rockeros que van desde los más carajitos hasta los más “rockeros viejos”. Sin embargo, podría decir que rockero viejo bebe bucanero mayor de edad y créanme no la pasarán mal –si es mujer- porque como ya llevan trecho largo saben lo que es pasar roncha sin tener plata. A diferencia de los rockeros carajitos que parece que tuvieran un teletubbie metido en el cerebro –no todos- que anda pasando pena sin rial y sintiéndose orgulloso porque les quedó cuatro materias y lo amenazaron con botarlo de su casa. Que beben ron aliñáo, de esos que venden a tres mil y en combo. Que para todas las bandas, según él, son arrechísimas porque escuchó a un rockero viejo decirlo. Que lo apoyan por el simple hecho de que es su vecino, estudia con él o es su cuñado. Y si preguntas por qué no te gusta tal otra banda es porque le tiene arrechera al vocalista o al bajista y ya con eso dicen que el grupo en general es malo.
Ok, me desvié un pelo del tema, pero quiero dejarles saber que esto no es una crítica ni estoy juzgando a nadie ni dándole razón a otra. Tampoco es porque haya pasado algo reciente que me tenga que retractar ni mucho menos por hablar paja porque si fuera paja más de uno no estuviera afirmando con la cabeza que es verdad, ¿o no?. A fin de cuenta todos tenemos la potestad de pensar, escribir y dejar una moraleja de lo que se nos de la gana.
Se aceptan insultos y adulaciones a esta humilde servidora pues… jejejeje