Roncha CHORONI

Y me van a encontrá' muerta en Choroní...

A mediados de marzo creo, en esos días de la semana santa me entusiasmé y pedí mis vacaciones vencidas en el trabajo. Venía ya planeando desde hace mucho lo que haría en ese mes “de descanso” y esa semanita extra.

No perdí tiempo y al día siguiente ya estaba agarrando rumbo para Maracay. Quería reencontrarme con esos panas que había dejado para no perder contacto, ustedes saben.

Llegué más contenta que cubano en un burdel, mi mejor amiga ya me esperaba para dar inicio a nuestra travesía. Primera estación: Acampar en Choroní. Mi primera semana de vacaciones, llena de playita y coco.

Habían pasado 4 años desde que me fui de Maracay. Mi amiga ya había hecho nuevo grupo de amigos y me los fue presentando para que fuera agarrando confianza. Eran algo extraños, se catalogaban como straight y bisexuales, creo que uno y fue mucho que era normal, jajajajaja, de igual forma yo no tenía peo con eso. Todos de pinga, gracias a Dios.

Pasó que había uno de ellos, gay, terriblemente delicado, de esos que no soporta el calor y mucho menos la arena pero que insistía en ir porque iba un carajo que le gustaba, qué mierda… jajajaja. El grupo estaba conformado de la siguiente manera: tres parejas de lesbianas, una pareja de gay, un marico, Mi amiga straight, el normalito (morocho) y yo. Casi nada…

Llegó el día del viaje con mochila, carpa y bloqueador 300 porsia. Era semana de asueto. El Terminal full de gente y las colas larguísimas; con decir que se chocaban entre ellos mismos para poder pasar de un lado a otro. Más de un comerciante hizo su resuelve. Para mala suerte nuestra y de algunos, su mayoría iba para dicha isla; y así comenzó el primer día, esperando horas tortugas a que llegase nuestro turno de partir, quemándonos con el fastidioso sol, soportando el olor a aceite quemáo’ y las asiáticas con su: comida china señolita.

Para más desgracia, habían dos de las parejas que eran menores de edad – coño e’ la madre me dije – pensando que estaba con pura gente adulta. En fin, estábamos ligando a que no le pidieran la cédula pues, ya habían pasado grupos de muchachos que no sacaban su identificación. Lo peor, la señora de adelante estaba con dos niños, sobrinos, la chica que supervisaba en la puerta del bus le pregunta que si tiene Autorización, la señora responde que no que son sus sobrinos y que no cree que haya problemas. La chica llama a los guardias y se nos puso ruda la vaina; nos mentámos la madre hasta el cielo. Faltaba que nos meara un perro. Al ver eso, decidimos no arriesgarnos y mandarlos en taxi pirata. El conductor arrugó pero luego de enseñarle 3 billetitos verdes de 20, accedió.

Ok, ya todos felices y contentos porque ahora sí llegaríamos a nuestro destino sin más inconvenientes, que nos daríamos un buen chapuzón y agarraríamos una rolo e’pea.

Llegó nuestro turno de subirnos al gran bus, de últimos y amorocháos. Para “suerte” de nosotros (más de la que ya habíamos tenido) el autobús contaba con un gran sonido, esos de discotecas, que pareciera que te tuvieran patiando en el pecho. Pa’ colmo, pusieron puro merenguito y salsa erótica, reggaetón y bachata, típico de los autobuseros.

El panita este, “delicado”, le tocó sentarse en un puesto que da hacia una ventanilla; temeroso por su vida se entrega a la gran tecnología del i-pod y cierra los ojos, sobreentendiendo que en viajes anteriores le daba maréos y cualquier momento podía vomitar. No sé como haría, el sonido era extremadamente fuerte.

Bueno, los que conocen la vía comprenderán que sus carreteras no son nada espaciosas, que lo que tienes a los lados es puro cerro y hacia el otro precipio, que encima es doble vía y que los autobuses no son nada chiquitos. Todo parecía estar normal, Yo, cagona como siempre, pero bueh, pa’lante. Tratando de tranquilizarme sentimos un frenazo, FIN DE MUNDO exclamé, estábamos casi en la orilla de uno de esos “codos espináos”. El frenazo fue producto de otro autobús que venía en sentido contrario, que si viene voláo se lo lleva y nos vamos como los propios pendejos por el barranco. El pana que estaba en la ventanilla siente que algo le cae de su cabeza, resulta que tenía la punta de una montaña dentro de la ventana. Se cagó todo, jajajaja ¿quién no?.

El conductor como pudo, bajó el volumen y pegó un grito: ¿están bien muchachos? Sí, le dijimos y aprovechamos de decirle que le bajara un poco a la música, cosa que al rato no obedeció. Salimos de la temerosa curva y ya no había peligro pero mi nerviosismo seguía intacto.

Ajá, al cabo de unos minutos, llegamos. Gente en traje de baño iba y venía e incluso muchos extranjeros.

Recuerdo que pasaba un trencito como especie de busetita jajajaja, qué cómico, pregunté cuanto costaba llevarnos hasta el centro del pueblo, 5 mil respondió el conductor, quéeee, carajo no, preferimos irnos a pie.

No sé como fuimos a dar a una posada, los muchachos ya habían llegado (los del taxi) y estaban en una habitación, si no fuese por un grito de una de las “locas” hubiésemos seguido de largo.

Cuando llegamos nos estaban contando su anécdota con el taxista. El taxi que los transportaba iba pasando la alcabala lo pararon y le pidieron identificación, el chofer de la nada sacó su chapa, era policía jajajajajajaja… qué loco.
Mientras que nosotros le comentamos lo que había sucedido con la ventana y el coñazo e’tierra que había tragado el pollo.

Tras ese intercambio de anécdotas locas, dimos pie para ir a encontrar un puesto para acampar; Ahí en esa posada se quedaban las 3 parejas de lesbianas, querían intimidad, jajajajaja, mientras que los negritos – o sea, nosotros - la pareja de gays, el marico, mi amiga, el morocho y yo, nos íbamos a lanzá’ una de “Laguna azul”.

(Primera vez que acampaba, una vez fui con mi familia a tucaras, íbamos acampar pero, terminamos alquilando una casa. Mi mamá y su gallerías.)

Llegamos al sitio, eran como un cuarto para las 6pm, ya caía la tarde y el sol se estaba ocultando. Caminamos hasta encontrar un puesto, conseguimos uno, quedaba justo en frente de la playa, nos pareció extraño que nadie lo hubiese agarrado, pues, era buen sitio. Armamos la carpita y a comprá’ caña se ha dicho.


A pesar de que habían decretado Ley Seca a nivel nacional por los siguientes cinco días, al parecer Choroní no le afectó en lo absoluto, todas sus licorerías estaban abierta, qué de pinga, no?. Sin mentira alguna gastamos como doscientos mil bolos en puro alcohol: coconís, sangría, vodka, ron, refresco y una tal guarapita que es muy famosa allá. 2 o 3 botellas de cada una. Cava, vasos y hielo.

Emocionados todos nos fuimos para la carpa; ya eran como las 7 u 8 de la noche, resulta que cuando llegamos para mayor sorpresa, uno de los chamos le había puesto candado a la tienda y se había ido con las otras chicas pa una vaina que le llaman el pescaíto, jajajajaja, ese local tiene su historia. Pero ese candado no era de llave ni nada, era de clave y el único que se la sabía era él.

Qué bolas, habíamos dejado todas nuestras cosas adentro de la carpa, no sabíamos como comunicarnos con él, pues, allá no llega cobertura. Necesitábamos ese baño e’ playa definitivamente. Tuvimos que devolvernos para la posada A VER si es que todavía no se había largado para el único “antro” que había allá. Cuando íbamos por el camino, venía… Gracias a Dios, ya estaba mamada de tanto ir y venir.

Nos devolvimos y comenzamos a beber. No hubo juego que quedara por fuera, hasta unos que en mi vida había jugado. Bebíamos descontroladamente, hubo momentos de intensidades, de nuevas experiencias para mí y normalidades para los que se encontraban allí.

Tenía que luchar con mi subconciencia para no embriagarme y volverme mierda tan rápido, pues alguien tenía que estar sobrio por si se presentaba alguna eventualidad. Pero que va, no pude, la mezcla de vainas y el limon medio limon me jodió. Todos estábamos pea excepto mi amiga. Fuimos como niños de preescolar a vomitar, uno tras otro.

Pero hubo uno en especial que no vomitó, el maricon, el que estaba más ebrio que toditos juntos - vergaje e’ pea oyó -, y por más que hacía las ganas de vomitar no vomitaba. No le gustaba. Nunca había vomitado una pea y esa no sería su excepción. Fue horrible, me hice cargo yo, pues mi amiga que estaba sobria dijo que ese no era peo de ella. Dentro de mi embriaguez tuve que lidiar con él. Los otros ya estaban durmiendo de la pea y unos aprovechándose de ella. Ese carajo me hizo verlas negras. Comenzó a temblar, al poco rato de haberse tranquilizado que disponía a sentarlo en una silla se levantó rapidísimo y corrió hacia el mar, yo atrás de él tratando de agarrarlo, se metió hasta lo hondo, recuerdo que me volcó muchas olas, tragué agua a litros y con él en los brazos, no sé de donde saqué tanta fuerza y sobreviví; parecía la propia salvavidas pero no de Beigüach, ojo Jajajajaja.. Luego de aquella vaina, de sacarlo y de darle un coñazo porque puso en peligro mi vida, me abrazó y comenzó a llorar. Y ahí se la pasó llorando conmigo en los brazos hasta que se quedó dormido. Estaba todo mojado y no quería meterlo en la carpa; decidí dejarlo en la arena. Domí fuera igual que él, mojada y toda pegostoza. Ya para ese momento se me había ido pea y toda vaina jajajaja, pero las ganas de bañarme e irme eran intensas. No dormí en toda la noche, pendiente que pudiese salir corriendo otra vez.

Hubo un momento que se levanto tambaleándose, lo agarré pero estaba jorungándose los genitales y coño, me dije: este lo que quiere es meá. Llamé a uno de los chamos ahí que de vez de estar pendiente lo que estaba era dándose lata y lata con el otro pero me ayudó a sostenerlo. Yo aguantándolo desde la espalda, claro. Se acostó otra vez en la arena y al cabo de un rato comenzó a moverse – cada vez que lo hacía me entraba un susto – vi que otra vez se metía la mano dentro del pantalón y lo peor, no lo sacó más (se mastubaba) jajajajajajaja…

Amanece y la parejita aún contándose cuento de sus descubrimientos homosexuales y todo la cosa; mientras que yo solo observaba las estrellas y escuchaba las historias. Iban hacer las 6am para cuando salió aquel semejante sol, coño estaba que picaba. Y no es nada que en todo el frente (por eso es que no parecía raro que nadie puso carpa allí). Al rato, llegan algunas de las chamas de la posada, bañaítas y entalcaítas - desgraciás nojoda – y arrecha les digo que se lo lleven que no me dejó dormir. Se lo llevaron.

Bueh, luego de todo esa roncha estaba pensando en devolverme, pero que va, el grupo insistía que me quedase, que ahora sí no habría más roncha. Solo me pasaba por la mente una sola cosa: que el marico no beba más mientras esté conmigo. Cuando lo volví a ver ni Gracias me dio, le dije: no te acuerdas de un coño, verdad? Me respondió que no pero le creí. No se por qué pero le creí. Ese segundo día, iríamos en la noche pa un local famosísimo de ahí de Choroní, el tan renombrado PESCAÍTO, jajajajaja… Pero a la final yo estaba tan cansada del diíta anterior que solo quería dormir. No fui pero, él y el grupo de mujeres si se lanzaron. Al cabo de una hora y pico regresaron, una de ellas la habían drogado, jajajajaja…


Coño no, que va, no aguanté, a lidiá con otra vaina, no no, no… Al tercer día me dije: Al carajo, yo me voy.

Y así terminó mi travesía por el Estado Aragua, Roncha y más roncha.

Punto de encuentro: Parada de autobuses

Nuestro primer punto de encuentro: La parada de Autotobuses.


No sé si deba relatar de cómo conocí este chico -el que hace que todos los días me nazca esas ganitas inmensas de verlo cada día más- aunque habrán algunos curiosos que querrán saber como lo conocí, lo sé.

Nos conocimos por MSN, jajajajaja, sí, otra vez. Pero este es distinto. Me agregó en uno de esos días depresivos míos que quería mandar todo a la mierda y que deseaba retroceder el tiempo, mientras que él renunciaba a su frustrante promesa de no volver a tirar más y conocer nuevas personas “interesantes” con quien hablar.

Casi inmediatamente nos conocimos en persona. Se había mudado para acá. Venía de vivir de otra ciudad y quería conocer nuevos ambientes, otras gentes y acá estaba yo, como buena guía turística, qué perdición vale, jajajajaja…

Cuando nos vimos por vez primera, fue loco, recordarlo me hace retorcerme de la risa. Fue de noche y día de semana, no había tenido clase y mi provocación de conectarme era incontrolable. Se abre su ventana rápidamente y me pregunta que hacía conectada, pues le extrañaba. Luego de haberle dado respuesta, me dice: Vamos a vernos!. Yo como no tenía nada que perder le dije que sí. El punto de encuentro una parada de autobuses jajajajaja…

Pasaban las 7 de la noche, él estaba esperando en la parada viéndo hacia los lados, recuerdo que me acerqué y le pregunté: ¿eres tu?, enseguida me abrazó, fuerte, como nadie lo había hecho antes. Estaba “algo” nerviosa, bueno, la verdad no lo creo, no dejaba de hablar pendejadas y sentía un calor insoportable, mientras que él solo se preocupaba de buscar un lugar para sentarnos y tomarnos alguito. Caminamos que jode, los lugares que podrían ser un buen sitio estaban cerrados o no había lo que nos apetecía. Yo no dejaba de hablar. Me recuerdo de la cara de él cuando entramos a un restauran chino, jajajajaja, la smirnoff es a 5 mil señor dice el mesonero, quéeee, muy caro, vamonó’ jajajajaja…


Llegamos a uno después de tanto darle ruleta a los pies, fue cuando por fin nos sentamos. Él pidió su tan preferida bebida, la smirnoff, yo pedí lo mismo, no tengo favoritismo con alguna bebida (para ese entonces). Encendimos nuestros cigarros y comenzamos a hablar, ahora sí me prestaba atención, antes por el ajetreo y toda la cosa no lo hacía. Y bueno, ahí nos quedamos hasta que se hizo hora de regresar a casa.

Llevamos dos años conociéndonos pero nos hemos visto en pocas oportunidades; ya no era en paradas, ojo jajajaja, ahora es en lugares más presentables como en el cine, locales nocturnos y en su apartaco. Las hemos pasado muy bien juntos pero compartido poco. Algunas veces me pierdo que no quiero saber nada ni de él ni de nadie pero regreso como siempre con ganitas de verlo más.

Se sorprenderá si se entera que aún guardo recuerdo de la primera vez que nos conocimos, jajajaja en una parada de autobuses.

El primer amor que nunca se olvida.

Quedaron cosas por decir.

Creo que quedaron muchas cosas por decir. Una vez tuve un amigo virtual, ajá, sí, como todos ahora lo pueden tener con el tan vicioso MSN. Él era de los que podías hablar, hablar y hablar hasta que no tuvieses nada que decir, nunca dejaba de hacerlo, podía estar horas y horas hablando y nada hacía que me aburriera.


Hablábamos de todo un poco, no era el típico que hablaba trivialidades porque no soportaba dos segundos en silencio, no, sino de sentimientos, problemas, conductas humanas, relatividades de la vida, libros, conciertos, grupos musicales, etc.

Después de varios meses manteniendo comunicación virtual con él, llegó el momento predecido, el de vernos. Berro!, asustada pero con ganas de seguir el destino, saber quien era esa persona tan interesante y que veía el mundo desde otra perspectiva; esa persona que estaba detrás de una pantalla y un teclado y que no podría ni imaginar mi reacción si lo tuviese en frente.

Pues sí, llegó el día y mi cuerpo temblaba, sudaba a chorros y se hizo acto de presencia ese raro presentimiento de que me dejaría embarcada. Pero no, estaba allí, en el sitio convenido. Admito que estaba nerviosísima. Tenía en frente la persona con quien pasaba horas interminables hablando cualquier cosa que se nos ocurriese, pero que ahora con la diferencia que no me salía ni una sola palabra.

El supo como relajarme, tiene esa especial cualidad de hacerte reír y que lo tomes con calma. Y bueh, desde ahí comienza toda esta retahíla; una divertida y no tanto relación.

El AMOR nos duró 3 meses y medio, jajajaja sí, algunos dijeron, qué pasó y muchos otros se alegraron.

Las cosas estaban cambiando desde la segunda semana de ese primer mes. Las ganitas de ir corriendo a conectarme al salir de clases no eran las mismas; las conversaciones “interesantes” que eran en gran parte las culpables de habernos conocido habían acabado. Comenzó la put*desconfianza, las estúpidas discusiones por su mal carácter de niño malcriado y su tonta baja autoestima.

No todo fue insufrible, tuvimos nuestros momentos ocurrentes. Momentos que nos quedarán de anécdotas, en el que algún día nos recordaremos y reiremos.

Quise comenzar mi escrito con eso de: “...quedaron cosas por decir” porque en un escrito anterior mencioné pero no inferí: el primer amor que nunca se olvida. Y pues sí, fue él. Que a pesar de no haber tenido el suficiente tiempo para “conocerlo mejor” y él a mi, podemos asegurar que sí lo hicimos y que por tales razones desconocidas, por más que intentemos quedar como si nada hubiese pasado, no podríamos pasar de desapercibidos.

Han pasado 3 años desde que nos separamos, nos hemos visto en reiteradas oportunidades. Yo como siempre sola y él fielmente acompañado. He visto como una tras otra han pasado por sus manos pero ninguna a dado en el clavo. Y así pasará los años y seguirá en las mismas… Él no lo admite, pero será así, su auto desconfianza es tal que no le permite ver ni sentir más allá de sus propios ojos. Creo que estamos predestinados a quedarnos solos...

No quería despedirme sin antes darle las gracias a él porque es uno de los motivos que me inspira a escribir sobre lo agridulce que puede ser querer y no ser querido.

A que adivino, voy.

Ahora veo vainas…


Esta mañana me levanté y con ganas de escribir, pese a que tengo muchas cosas pendientes por hacer pero que pueden esperar. Hoy es unos de esos días en que sueño y no recuerdo; sólo trocitos que vienen y van de mi mente. No me preocupa, pues, no soy persona propia de predecir y “ver vainas”, no, simplemente son sueños incoherentes de unos minutos y ya.

(Soñar, me hace recordar a mi primera suegra. Qué loco era cada vez que iba para la casa de mi novio – El primer amor que nunca se olvida – la Sra. Gaby me preguntaba: ¿Yanerlys, no soñaste nada?, ¿Soñaste con el idiota?. Creo que su afición por las loterías era incontrolable.).

He venido soñando lo mismo desde hace un mes y es lo que me preocupa. Creía que no tenía ni pies ni cabeza, pero podría jurar que ahora todo concuerda. No quisiera contradecirme pero lo predije: El agua, tormentas tropicales y eléctricas, un tal Félix, un metro, un amigo fallecido y un amor prohibido. Aquí no hubo ni libritos de número ni de animalitos que lo comprueben, los hechos hablan por sí solos.

No soy supersticiosa y mucho menos creo en fantasmas y almas en penas, no, no, no, nada de eso, pero es extraño que sea yo quien tenga sueños premonitorios. Bueno, solo me queda suponer que son casualidades y por qué no, que también puedo adivinar.

Llamaré a mi ex suegra a ver que me dice y quizá le de datos de loterías para los próximos sorteos jajajajaja…

Sin ton ni song

¡A pie de cañón!


Vorví, y como quien no quiere la cosa me puse a escribir.

He vuelto y a varios meses de haber disminuido la nicotina se me ha antojado uno en este momento – qué cosa tan desesperante – pero no tengo de otra sino aguantarme las ganas. He decidido que sólo fumaré los findecitos cuando haya alguna bebedera o cosa nocturna por ahí. Tengo 19 y pareciera de 23, desde los 13 años ando de patica caliente de rumba en rumba y movimientos rocanroleros, conociendo las infinitas mañas y conductas humanas que éstas ocasionan y dejan como resultado. Sin embargo, no dejo de salir, beber, fumar y “meté mano”.

Estoy destruída, gorda y fea, desaliñada y sin plata, las ideas de cuando tenía 8 años de edad “que cuando sea grande quiero ser como Jennifer López” se desplomaron, no hay out-fat ni dieta de puntos que valga, eso está en los genes y en la cirugía plástica, listo.

Actualmente trabajo y ni siquiera tengo dinero ahorrado. En un mes estaré desempleada y sólo contaré con la liquidación, que no es nada comparado con lo que se mete un conserje en cinco meses. No aproveché la oportunidad, soy una despilfarradora de mierda y me enerva, estos dos años que estuve trabajando malgasté el dinero en alcohol y fiestas, ni pa’ hacerme el pedicure tuve. Pero ahora que sé que cuento con tan poco me lamento – natural del venezolano – y aunque te repitas que no lo volverás hacer, lo haces porque sí.

Descuidé mis estudios, mi sueño de viajar a Sydney y de quedar fija en una empresa petrolera – el Venezolan Dreams de todo mundo pues – se me hace cada vez más imposible, pero qué carajos, ahorita la corrupción está más descarada que nunca, eso sí, si firmaste te jodiste y sin palanca también. Yo aún teniendo oportunidades no vería tan fácil la vaina, primero por el tal firmazo, hay unos pilas que han ido vendiendo bases de datos y andan muy alegres manejando sus GRANDES HOOMERS, ventilándose las bolas y divirtiéndose con la pelota e’rial que el Gobierno les pagó, mientras que los pendejos – en su mayoría “EX PDVSA” - se joden taxiando y revendiendo mercancía exportada.


Ahora viene la palanca, ahí si es verdad que tienes que jalar bola parejo, ni que tengas una tía de Gerente de Personal en una compañía de esas puedes entrar fácilmente si antes hacerle su debida colaboración, y es como dicen por ahí : Por la plata baila el mono.

Soy floja y lo reconozco, fui buena estudiante hasta 6to grado pero la perdición comenzó en 7mo. He estudiado en los mejores colegios y he tenido oportunidades de inscribirme en universidades reconocidas pero que va, por pereza y “falta e’ vitamina” no he sacado ni un primer semestre de las dos carreras que he intentado estudiar. Llevo 3 años en ese peo y nada que me entusiasmo. Ni las Fitinas hacen efecto en mí.

En el amor, no me va bien, tengo tendencias independentistas y falta de interés, por lo que opto no involucrarme con nadie seriamente ni “por ratico” a menos que esté en estado de ebriedad o pasando por momentos de depresión pre o post menstruales.

Mi vida ha sido un desastre, sin prioridades ni proyección futurista, que han valido lágrimas de mi madre y decepciones a familiares; pero acá estoy, a pie de cañón, aún con tiempo para no fracasar y graduarme.

Este escrito se lo dedico a mi compañero de trabajo David Moreno, “El que te quita lo malo y te aporta algo bueno” jejeje, quien me estimuló esta tarde a seguir escribiendo. Gracias Kassandro jajajajaja.