La Nicotina, ¿Una sustancia adictiva?

“Solamente un buen fuego, puede dar muerte a un cigarro”.



Domingo por la noche. Noche en el que recuerdo que ya tengo una semana sin fumar ni un cigarrito. Que con tan solo recordarlo me da como antojito. Pero no. No fumaré.

Hoy, noche de película de acción en Venevision y películas pornos en Multipremier. Solo pienso una cosa y que culpo aquél Profesor de Integridad personal que tuvo la intrepidez de preguntarme: ¿Para qué fumas? ¿Qué se siente?. Eso me tomó fuera de lugar, que solo me limité hacer un gesto de culpa y quedarme calladita. Culminó con: No le veo gracia.

Parecerá algo raro que a estas alturas después de nueve años de fumadora activa esa pregunta me desconcierte en este momento. No entiendo.

Creo que todo proviene de una película que vi hace poco. Algo fantasma por cierto que ni recuerdo su nombre. La vi a medias, pero bastó que pasaran a una mujer deprimida, sentada en el piso de su casa, con el cenicero a tope y evocando cosas inalcanzables.

Tal vez sea eso. La imagen de esa chicha cohibida, ingenua e inocente. Aturdida por hechos que inconscientemente es culpable y que corre inmediatamente a tomar un cigarro; en que una vez que lo enciende le hace bien, se siente mejor.

Ajá, es eso. Cuando veo películas en que la gente se encuentra perturbada va y se fuma un cigarro, y e inmediatamente su expresión cambia totalmente. Se muestra alivio, desahogo. Y podría confirmar eso: Es lo que siento cuando me provoca un cigarro, me relaja. Sin embargo, no es una respuesta “Lógica” para un Profesor.

Hoy quisiera tener una caja de cigarros para mi solita. Sí, sí, mis ganas de fumar se están volviendo más intensas. Hablando de cigarros, películas, porno, etc. ¿A quién no se le antoja, cierto?. Pero bueh, a mis 21 años, habiendo dejado hace un rato la adolescencia, ando robándole cigarros a mi mamá. Cosa que es Recontrasuperjodidamentedifícil. Hoy, que ciertamente estoy algo susceptible - en realidad desde hace un par de semanas – pero bueh, hoy más. No encuentro aunque sea un cigarro partido en dos en mi bolso.

Quiero fumarme 15 cigarros, 40, 100, hasta que en algún momento me den ganas de dormir y ya. Durmiendo la gente se ve más tranquila que fumando. Pero no hay cigarros, ni sueño, ni gente, ni él. Sólo una canción que apareció gracias a un canal por cable. Canción que me da más ganas de fumar. Solamente un buen fuego, puede dar muerte a un cigarro. Pobre Gabriel. Yo, esta noche, te daría una muerte digna.



Nota: Por un cigarro mil vainas han pasado. Mil futuros se han vendido, mil peos se han drenado, mil vidas se han ido.Pero con todo y que fumar es nocivo para la salud... Son los únicos fieles que en mis horas más difíciles no me han abandonado.

Yo no creo en el Amor, pero si en algo parecido.

¿A la tercera va a la vencida?



Definitivamente sí, en mi caso sería a la tercera. Después de mi primer enamoramiento me juré que no volvería a ocurrir, pero como en este mundo en relativo, me dejo llevar por las circunstancias.

Aquí estoy, escribiendo de mi “tercer” amor, escribiendo sobre el hombre que a pesar de mis 20 años me hizo creer en el matrimonio y que, qué bonito podría ser tener hijos. Ojo, tampoco es que quiero casarme y desde ya tener hijos, no, simplemente que de un modo me hizo trasladar hacia el futuro imaginando una familia.

Yo era la típica que no creía sobre la familia feliz y todo el cuento ese del amor. Pero pasó que con él es distinto; primera vez que me sentía segura de que sí podría formar una familia y querer.

No sé por qué todo es tan distinto con él. Con él puedo ver las cosas desde otro punto de vista, tranquilo, más alcanzables. No pone interferencias en nada, me aguanta mis rollos mentales, mi terquedad, cosa que era un factor retorcido con mis anteriores relaciones, este no, este me dice: Yaner, ya, tranquila, no pienses, estoy aquí y contigo.

Pero desde hace tres meses para acá es que pude darme cuenta mis sentimientos hacia él. Precisamente tres fucking meses.

Nunca conversamos sobre el tema, simplemente me inventé esa historia en mi cabeza viéndolo a él con el papel principal de dicha cuento.

“Ese es el hombre de mi vida, el padre de mis hijos, el esposo que desde pequeña soñé tener y formar una familia”; es lo que suelen pensar las mujeres cuando están enamoradas del hombre que creen que puede ser el correcto y que por consecuencia, estoy pensando en este momento.

Este es la tercera vez, en el que estoy tentada a acercarme a eso lo que le llamar “amor”. Recordando que en ocasiones anteriores me ha afectado considerablemente. A tal punto de hacer un voto de celibato y darle tiempo indeterminado.
Pero eso no viene al caso. Estoy así de cerquita por cometer lo que tantas mujeres en este mundo comenten: Enamorarse. Y no una ni dos, sinó tres veces. Dándome mi batacazo de nuevo.

Y pues, parecerá repetitivo, que escriba: TRES, TRES, TRES, tres esto; tres lo otro. Pero es que el dicho: A la tercera va a la vencida, está matándome. Muchas interrogantes están revolucionando mi cabeza.

Tengo miedo; sí, y de esos que te vuelves desesperante. En el que te encuentras entre la espada y la pared; y no sabes si arriesgarte o mantenerte firme.

Mis pensamientos se encuentran contrariados. Él es el hombre y temo perderlo. Pero, el amor no es para siempre. Y eso lo tengo claro. En fin, no sé. Tocará esperar y ver que sucede.

¿Habrá un cuarto y a la vencida? Quien sabe…


PD: Este escrito fue realizado hace un año.

Una noche caraqueña: Entre Vodka y perico.

Las siete plagas y yo…


Viernes por la noche cuando debería estar bebiendo tranquilita en el apartaco de un pana que recién había llegado de El Tigre. Decidí lanzarme para caracas. El cumplecito de una pana me esperaba allá.

Hace varios años, unos tres quizá más, conocí a Valeria. Ella era novia de un pana que conocía en Maturín. Nos hicimos buenas amigas, por así decirlo. Anécdotas quedarán en nuestras subconscientes hasta el día de nuestra muerte jejejeje…

Ajá, ella es de Caracas. Y de vez en cuando me lanzaba aquellas invitaciones tentadoras de ir para allá. Cosa que me enervaba porque estaba desempleada. Y bueh, me quedaba con las ganas.

Hace una semana me volvió hacer la invitación ya que su cuñada estaría de cumpleaños y lo celebraría en un local reconocido en el Sambil. O así lo entendía yo. Le dije que sí iría, que haría todo lo posible por ir. Así fue, fui pero con la diferencia que el número de celular que tenía de ella era de hace años al igual que el de su novio. Y fue mi error. Porque ella me lo había dado recientemente, pero por despiste o qué se yo, no lo anoté.

Llegué a Caracas, pasaban más de las 9pm. Pensaba mucho en el camino, pues, tenía días que no me conectaba y aparte no le envié msj (de texto) ni la llamé. Quería darle la sorpresa de que por fin se me dio el viaje para Caracas. Como ya habíamos quedado que sería en ese sitio, iba con esa “seguridad” de que allí nos veríamos.

Llegué directamente al C.C. Sambil, sin llamar ni nada, no quería todavía “arruinar” la sorpresa. Llego y entro a Hard Rock, busco con la mirada y no veo a nadie conocido. Asumí que no habían llegado.

Lo peor de lo peor, dar sorpresas y no tener saldo en su celular. Ok, pasan unos 45min, y nada que veo llegar estos panas. ¿Morir? No, que va, pedir suena mejor. Pedí un msj de texto a un mesonero que pasaba por allí. 15min más tarde, no respondió. Decidí que llamarla era lo mejor. Pero, ¿Qué pasó?, bueh, que ya eran las 10 y pico. Unos de los vigilantes me sugirió que me apurara que había un kioskito a un par de cuadras de por allí, que podría comprar una tarjeta porque a esa hora no encontraría un centro de comunicaciones abierto y mucho menos los que alquilan celulares ambulantes.

Fino, me llegué lo más rápido que pude pero ya estaba cerrado. Estaba algo intranquila. Me regresé al Centro Comercial. Dos personas me negaron un msjito de texto (Cosa que me sorprendió. Los caraqueños son agarraísimos jejeje). Ahora sí quería morir. Salí del centro comercial a ver si alguien de afuera me regalaba aunque sea una llamada; estaba dispuesta a pagarle lo que fuese con tal de contactar a Valeria o a su novio. Me llegué a un restaurante que queda a pocos metros de allí. Había un chico que a simple vista se veía “Buena gente”, me arriesgué y le dije que me regalara una llamadita. Le comenté por encimita lo que pasaba, más no que venía de otra ciudad. Porsia…

Ok, cuando llamo. Para mi sorpresa, sale la contestadora. Intento con el número del novio, contestadora. El pana al ver eso me dice que llame lo necesario hasta dar con esos panas. A quien no llamé. Estaba como loca, llamando a panas que viven allá. Y saben cual era el final: Contestadora o no atendían. Aunque hubo una de las llamadas que sí cayó y la pana se encontraba en otra ciudad. Las siete plagas y yo pues…

Recordé que hace tiempo el novio de Valeria salía tarde de su trabajo. Él trabaja en el San Ignacio, eran como las 11pm más o menos y como queda cerca de allí, decidí llegarme rápidamente. El pana me dice que tiene que ir por esa misma vía, que va a buscar un pana para salir a rumbear. Y bueh, asumiendo de que el pana es buena gente; dejé que me acompañara. En el camino, me dice que es gay que si tenía algún problema con eso y tal. Le respondo que no y prosiguió. Me contaba de su carrera y su vida aventurera… hasta que tocó Puerto la cruz. Nah, decidí contarle la verdad. Claro, al principio me dijo que Caracas es peligrosísimo y que había tenido “suerte” en encontrarlo a él y tal. Pero luego, como quien no quiere la cosa hablábamos de otras cosas.

Llegamos al San Ignacio, buscamos el local donde trabaja el novio de mi amiga y nada. CERRADO. Já, lo peor, CERRADO POR MORA DESDE HACE UNOS DÍAS. Quise preguntar en locales cercanos, con el personal a ver si alguno tendría el número de alguien de allí y nada. Totalmente cerrado todo. Había gente pero eran por los locales nocturnos.

Intenté llamar de nuevo y nada. Contestadora, contestadora…

Fin. Decidí que me iría a rumbear con este pana: Denis. Así se llama. Me dijo que él le pasaba algo parecido. Ninguno de sus panas tampoco se habían reportado. Como no conocía nada, le sugerí de beber allí mismo (San Ignacio) o en el Sambil. Pero, me dijo que no. Que me llevaría a una disco y la pasaríamos divinamente jejejeje. Bueh, me arriesgué y me fui con él.

Próxima aventura: Sábana Grande. Sitio: Exodus. El pana pagó taxi y entrada. Por cierto, era barra libre jajajajaja… En el camino me dice que es una disco de ambiente que si alguna vez había entrado. En lo que le respondo que no, pero que no tengo peo con eso. Con tal de tripear y pasarla bien. El sellito era un hello kittie recuerdo jejejejeje…

Cuando subo, parecía una taguara de mala muerte, en serio. Pero coño, qué le iba hacer… ya estaba allí y no me quedaba de otra. Al principio me sentí algo incómoda si les soy sincera. Pese a que había poca gente. Todas, homosexuales. Creo que la única Hétero era yo y el cajero que era un viejo ochentón, pero quien sabe… jejejejeje…

De bebidas había solera azul y vodkita. Por lo que opté por vodkita porque yo me conozco cuando se trata de Solera jajajajaja…

Ya al octavo vaso, había más gente. Ya algo prendidita comienzo a corear canciones – en su mayoría salsas eróticas - que pinchaba el Dj. Pero me alebresté cuando lanzó la de Yo sin ti de Salserín jajajajajaja… créanme, TODOS CANTABAN.

La parte que maltripié algo fue cuando en un par de ocasiones, se me acercaban tipas. Hubo una en especial. Se cercó para pedirme mi número de celular, le dije que no tenía, pinga jajajajaja… y me ha rozado con el lapicero desde la frente hasta mi ombligo. Yo quedé como que: WHAT DA FOCK ok… Me echo a reír y miro a Denis y me dice: Te desean JAJAJAJAJAJJAJJAJAJAJAJAJJA…

Ok, ya eran como las 2am. Vodka, tras vodka pasaban por mis manos. Creo que había una de esas chicas que me quería embriagar, siempre mandaba a alguien a que me dieran un vodka sin que terminara el anterior. Son rudas esas lesbianas caraqueñas jajajajajaja... Ojo, esos vodkas se los daba al Dj jajajajajaja… Pinga…

Iban hacer las 3am. La barra libre ya había terminado. En lo que Denis me dice: más adelante van abrir otro local, comamos algo afuera y esperamos a que lo abran. En eso que nos estamos comiendo unas arepitas se me acerca alguien y me grita: PAYE (Así me dicen algunos amigos). PAYE NO LO PUEDO CREER. Y yo: Mierda, mierda.

Era un viejo amigo que vivía acá en el Puerto y reside allá. Tenía como un año que no sabía nada de él. Luego de intercambiar asombros y hablar mariquera un rato le comento que estoy esperando que abran un local y se lo señalé. Me dijo que él también iría allí, que estaba con unas amigas y vaina. Yo sumisa de la situación. No pensé nada malo, pues, el carajo era o está casado y con una hija. Y yo bueh… lo dejé pasar.

Abrieron dicho local. De verdad no pillé su nombre, pero sé que queda cerca del Exodus ése jejejejeje. No sé de donde salió MAYOR GENTÍO ok. Eso se llenó rapidísimo. Las mujeres entraban gratis. Eso sí, no tenían compasión con las curdas. 6bs.f. por ese pecho oyó. (No bebo curda, por ende no sé cuánto cuestan. Desde la última vez, creo que era 3mil o algo así). Pero bueh, qué coño, era lo único.

De verdad no sé cuál taguara era peor. Si esta o la otra. En fin, todo era mental: tripear, beber, fumar, tripear, beber, fumar…

Había un lugar que Denis me dijo que NI ME ACERCARA. Me llevó rapidito y me dijo: Esto le dicen el cuarto oscuro, sabes a lo que me refiero, no?… Yo: Ok, no entraré.

Ahora que tenía a Cristian mi amigo de aquí del Puerto, estaba más cómoda. Pero qué, él andaba con una chica. Bien simpática ella. Estuve entretenida con ella por un buen rato, ella andaba con su mamá y otras dos mujeres más que no recuerdo. Claro, y Cristian. (La pana luego me confesó que era lesbiana y que su familia la apoyaba. Ah, también me confesó que quería besarme. Pero me negué. No soy una presa fácil jejeje…). Hubo una parte en el que Cristian se me perdió. No quería estar lejos de él. Y ella me dice: Vamos a buscarlo. Y me ha llevado al Cuarto Oscuro jajajajaja… Yo no quería entrar, pero la curiosidad mata. Antes de llegar a ese “Cuarto oscuro” hay un pasillito, allí hay unos muebles. Era como el área de drogadictos. Perico, porro, pastillitas, mariqueritas raras… de todo se inhalaba allí antes de entrar a ese cuartito.

Llego a ese cuarto y tenías que alumbrar con el celular. Porque en serio no se ve un coño. No quería llamar por su nombre ni a Denis ni a Cristian porque uno no sabe jejejeje… Entons, decidí de punta a punta alumbrar. QUÉ NO VI. De allí se sacaban la próxima edición del Kamasutra. Hubo una parte que me asusté, casi queme voy en mierda y no es broma. Me agarraron por detrás y una voz ronca me dice: ¿Quieres LAMERLO? Jajajajajajajajaja, ahorita me da risa pero en ese momento me cagué. Me solté y seguí buscando. La pana de repente se me perdió. Ahora la búsqueda era triple. Lo peor, en serio, de todo, todo, todo, fue ver mi amigo, MACHO, VARONIL, ése que yo lo tenía como nojó, todo un varón. Mamándole el pipito a otro, tu has visto? Quién lo viera cantando a capella jejejeje... Yo me asombré. Lo único que me dije fue: Qué carajos, me voy para la barra. Con tal, faltaba poco para que amaneciera.

Vale destacar, que él fue uno de los que era típico homofóbico. Un amigo mutuo se declaró gay hace un par de años y comenzó hablar mariquera. Y allí lo vi. En un bar gay, mamándole el totón a otro. Por eso digo: La lengua es el castigo del cuerpo.

Al cabo de un rato, se me acercó Cristian y estaba algo raro. Me dice que nos vayamos y yo: fino, porque ya tenía que ir agarrar el bus para regresarme para acá. Cuando salimos, yo Ebria completamente - no les voy a mentir - y él, ebrio y empericáo. Me da risa, porque me dice: Paye, me metí un pase de perico por primera vez, estoy empericáo jajajajajajjajajajajajjaja y yo: Coño y echaste una mamaíta de pipito también por primera vez? Jajajajajajajaja…

En fin, nos fuimos riéndonos, eran las 7am ya. En lo que pudo me dijo los autobuses que tenía que agarrar. Y allí nos despedimos.

En el bus que agarré fue un peo, no había puesto y tuve que ir aguantada del palito. Cosa, que no me favoreció, pues me tambaleaba de la peíta que cargaba jajajajajajajajajaja… pero aún tenía fuerza para sostenerme jejejeje… Un señor al que le pregunté la dirección para llegarme a prados del este me dice: que el va para el terminal de oriente, que si me servía. Y yo: bueh, será. No sé en que estado me encontraba. Imagino, que con cara de amanecida y de… no sé… que el tipo me ha invitado a desayunar. No me cayó nada mal. No desayunaba desde el día anterior. Bueh, comí y tal. Y típico, el viejo me quitó mi número de celular. Se lo di falso, que va, fue muy generoso con el desayuno, pero uh-uh.

Cuando llego al terminal, eso parecía una marcha de opositores y chaviztas juntos. Demasiada Gente. Las colas interminables. Decidí dormir. Hasta que bajara más las colas. Ya qué carajos, tenía que esperar. Le pregunté a un señor de esos que si podía dormir en su oficina, y él tipo aceptó amablemente. Cuando desperté, eran las 10am. Y como que era peor la vaina. Hasta que decidí regresarme por donde me vine: Mi querido Peliexpress que nunca lo abandono jejejejeje.

Cuando llego, está saliendo un bus. Voy y compro el pasaje. La tipa casi no me saca el dedo medio porque no pudo. Pero me dijo: Acabo de vender el último pasaje que quedaba. Espérate hasta las 3pm que sale otro. Yo de verdad casi lloro, necesitaba llegar al Puerto antes de las tres de la tarde. Tenía dos compromisos ese día.

Cuando uno cree que todo está perdido. Coño, no sé que pasó. El chofer se me ha puesto al lado y me dice: Vente, móntate. Y me fui sentada en el puestito que tienen los choferes al lado jajajajaja… allí dormí que jode. Me vine despertando por la vía de Puerto Píritu en lo que le comenté que tenía hambre que si podría pararse un rato en unos de esos sitios que venden comida. Me dice que ya la parada la hizo pero que podía comprarme un rompe colchón de esos que es lo que venden en la vía. Bien rico por cierto. Le di poquito al chofer, porsia jajajajaja…

Hasta que por fin llegué a casa.

Y bueh… eso fue toda mi travesía. Espero que Valeria y Chermy lean esto. Hasta hoy, ellos no saben que fui para Caracas. No he coincidido con ellos. Aparte que no me he conectado desde hace tres semanas.

Valeria, sé lo que me dirás: que soy una tarada. Tendrás toda la razon jajajajajajajajaja…

Besos…


PD: Denis, gracias por todo. Creo que hasta dejaré que me llames DIVINA. Jajajajajajaja...

Los patitos feos también besan.

No hay mujer fea, sinó sin rial.



Comienzo escribiendo que, el título de este escrito no es de mi autoría. Lo tomé prestado de un libro. Hace semanas fui a una librería y llamó mi atención. Aunque no les sabría decir de que trataba dicho libro espero que no sea de la misma forma que yo lo interpreté. Luego veré.

MOVIDICK, sí, para algunos le causó risa y para otros me dijeron: ay, pobrecita. Así me decía aquél chico de la secundaria. Tenía once años, estatura media, gorda, cabello ondulado – muy ondulado-, zapatos ortopédicos (con mangueritas a los lados), con lentes y, por si fuera poco, frenillos. Usábamos falda, yo, siguiendo las reglas del colegio y “valores” de mi madre, lo usaba por debajo de las rodillas. La propia Nerd, pues. Ah, y sin contar algunas veces mi dos clinejitas o mi cebollita. Totalmente antisexy.

Lo bueno era que, por mi exagerada cualidad de servicial tenía muchos amigos. Hasta los de pre-escolar. Era la amiga de todos. Yo de verdad que era feliz así. Yo no andaba pendiente del por qué comía tanto, por qué no me arreglaba un poquito, nada de eso. Simplemente, me gustaba llegar, jugar, hacer reír y meter en los trabajos a quien lo necesitase. Pero no es hasta que, comenzó a gustarme ese muchacho.

Quería lucir bonita, parecerá loco, pero quería ser catirita como una chica que entró nueva ese año. Todos miraban a verla. Ella se parecía a mi en cuanto actitud, era pana, simpática y servicial, pero con la diferencia que en físico no le llegaba ni a los cayos – si es que tenía- era tan perfecta – pensaba yo, claro- que cuando se me caía una pestañita el primer deseo que pedía era parecerme a ella. Sí, sí, vainas de niño… A parte, me acuerdo que para ese entonces el bum del momento era la cantante Britney Spears, ella tenía un parecido arrechísimo a ella, hasta bailaba igualito. Yo me decía: tanta perfección junta, no puede ser.
En fin, llegué hacerme amiga de ella. Era fácil ser su amiga, o debe ser que como estaba nueva y tal, quería ser simpática con todos, no lo sé… pero, comenzamos a conversar y a contarnos vainas. Éramos como que las que más jodedoras del salón. Ella también era morocha, en su caso, con un chico. Él era más tranquilo, estudioso, pacífico; mientras que ella era la más graciosa, ocurrente y salía mal en los estudios. En mi caso, mi hermana era la más disciplinada, más callada y yo, bueno yo, la más alborotada, que le gustaba reír y burlarse de las monjas.

Ella y yo, nos convertimos en el ojo de la directora y nuestra coordinadora. Siempre que sucedía algo en el salón, salía a relucir nuestros nombres, claro, y el grupito de nosotros. Pero, la que más mencionaban era ella y yo.
Nos hicimos amiguitas, yo me sentía bien con ella. Primero, porque cuando salíamos ella conocía muchos chicos lindos, y qué les puedo decir… me los presentaba, claro, que obviamente, no me paraban bolas, pero yo parecía Alicia en el País de las maravillas jajajajajaja… Segundo, que ella fue la primera en ponerme un rimel en mis pestañas y decirme que a pesar que fuera gordita, yo era bonita. Más linda mi Laura jajajajajaja…
Yo a ella no le tenía envidia ni nada, solo un poco de celos. Porque el chico que me gustaba estaba enamoradito de ella. Él a ella si le enviaba cartas, le regalaba florecitas, chocolatitos, de todo. A lo que ella lo tomaba con chiste y le parecía de lo más normal, pues, estaba acostumbrada a esas carticas. Yo por mi lado, pensando que desearía tener, aunque sea un papelito que dijera que le en cantaba a alguien. La únicas cartas que recibí y fueron como ocho, y fue en una convivencia que hicimos en el colegio, en el que la mayoría de ellas decía: Arréglate más, adelgaza y así conseguirás novio. Escritas por los chicos de mi salón, vale recalcar.

Todas esas cosas afectaron mi autoestima. Aunque actualmente, queda algo de eso.
En octavo grado mi madre nos da la noticia que ese sería el último año que estudiaríamos allí. Que nos mudaríamos para Maracay a buscar nueva vida, pues, la relación de mis padres no estaba bien y el trabajo de mi mamá, bueh, estaba haciendo interrumpido por una política corrupta.

Yo no quería irme, que va, amaba mis amigos y prácticamente toda mi familia estaba aquí. Fue fuerte irme… Tenía rabia, mucha rabia… me volví rebeldísima, me escapé muchas veces, gritaba, pataleaba… muchas cosas pasaron.

Y afectó muchísimo en mi organismo. Comencé a adelgazar considerablemente, no quería comer, no me daba hambre, me la pasaba metida en mi cuarto pensando marikeras. Me metí en un gimnasio me iba desde las tres de la tarde hasta las ocho, si era posible. En las mañanas me levantaba tempranísimo para hacer los ejercicios que pasaban por meridiano televisión, hacía todos los ejercicios de los programas que pasaban allí hasta que se hiciera la hora del almuerzo. No almorzaba, quería irme ya al gimnasio. Era incontrolable esas ganas de ir. En dos meses ya llevaba quince kilos menos. Eso fue un revuelo total en la familia y mis allegados.

Ya no era gorda, era demás de delgada. Escuchaba comentarios buenos y no tan buenos. No me afectaban en lo absoluto, pues, había logrado adelgazar. Sin embargo, con todo y eso no lograba gustarle a algún chico. Eso me bajaba más el autoestima.

Mi autoestima subió una vez que conocí a ese flaco, drelúo, sí, sí, el baterista. Sabía que teníamos esa “chispa” (como él lo catalogaba). Y no era físico, era más allá de lo físico. Sentía que era algo fino. Pero bueh, pasó lo que pasó con él…

Luego pasó con el Matureño. El chico de mis escritos. (Disculpen si lo nombro mucho, pero es que… qué puedo hacer). Claro, que para cuando El idiota me conoció ya estaba más rellenita.

Ustedes se preguntarán: Ajá, tanto palabrerío, cháchara y aún que tiene que ver todo esto con el título.

Yo pienso mucho, me enrollo demás, y parte de esa inseguridad básicamente parte de allí. De pensar que soy fea y que nadie me querrá así. Pero no, no es así. Es mentirse uno mismo. Todos somos lindos en esta vida lo que pasa es que no tenemos plata jejejejejeje… No vale, es broma. Yo desde chiquita pensaba: Nunca aprenderé a dar besos y eso me tenía mal. Me sentía tan fea que ya me hacía la idea de que llegaría virgen, no solo de allá bajito, sinó de boca también.

Pero acá estoy, sin arrepentimientos. He besado, ojo – los que he querido – no es mucho, pero lo suficientemente para saber lo que se siente. Y sí, he besado de todos los modos; divertidos, seductores, salvajes, excitantes y los más importantes, sinceros.

Yo no me considero preciosa o “tan linda como una flor”, no, no, pero si de algo estoy segura es que he besado. Y con el hecho de que haya besado, no me hace ver más bonita o menos fea. Cualquiera tiene la potestad de besar.
Y saben una cosa: Los chicos lindos no saben besar jejejejejeje…

;)