Tú, mi gay favorito…



Un domingo de agosto.


Lo conocí hace casi un año, en esos días de ‘no-planificar’ en el que solo me dijeron: “Morocha, piscina, ponte tu trapero y vámonos”. Yo ya con lentes, sombrero tropical y cigarro me anoto al encuentro de ese día espiritual.

Pasó que el carro donde iba se colió, el pavimento estaba húmedo y se le fueron los frenos. Chocamos, pero nada grave, fue contra un muro no muy relevante, pero que sí le dolió tanto a mi amigo -el dueño- como al carro. El carro después de eso nunca prendió. Un pana que se encontraba con nosotros decide llamar a uno de los que iban al encuentro de la piscina y, bueno, era él… mi gay favorito.

Sonará muy ‘amor a primera vista’, pero el pana ya me lo había pronosticado: Te va a encantar, es gordito. Sabiendo que para nadie es un secreto que me gustan los gorditos.

Sí, me intimidé, no lo negaré, un desconocido que llenaba mis expectativas de hombre para poder vaciar todo este cúmulo de amor que desde hace algún tiempo tenía, había aparecido. Fue una chispa de esas así inexplicables pero rica. No sé cuantos cigarros pude fumarme, tres quizás seis, no lo sé. Mis nervios no cabían en mi esa tarde entre él y lo que estaba sucediendo con el carro…

Recuerdo que al final estaba montada en su carro, conversé y conversé y entre bromas vi que se sonreía, no paré. Recuerdo que acompañábamos a mi amigo –el del carro accidentado- a su apartaco y mientras lo esperábamos se acercó una mujer y le dijo: Hijo, no te estaciones aquí porque ayer como a esta hora me robaron. Nos miramos y fue casi de inmediato que reímos. Estábamos congeniando. Yo estaba de nuevo camino al amor…

Y así reímos en toda esa tarde de un domingo de agosto…

Era evidente, no quería admitirlo, pero era evidente, era gay. Me lo confirmaba su gesticulación y mucho rato después mi amigo. Yo no quería creerlo, es más, decidía evadir ese pensamiento de mi cabeza.

Ese día quedó allí, hubo intercambio de twitter y nada más. No pasó nada, o bueno sí, él me gustaba.
Par de meses después todo regresó, él regresó, un DM de él lo confirmaba: Pásame tu número. Y desde allí se han hecho un conato de anécdotas que jamás podré olvidar.

La anécdota del cine, de ese día en la casa de uno de sus mejores amigos, ese día en su trabajo, ese día en la bomba de Plaza mayor, ese día en la exposición de arte que dijiste: “Si yo fuera hetero, fueras mi novia” y yo te contesté: “No, terminaríamos al tercer día”, ese día en la arepera: “morocha, dame un beso” y yo me negué, esos días  que estuvimos molestos, y que me daba golpecitos de pecho por no poder hablarte, que era como iman que quería que me acercara y te dijera: dejémonos de estupideces, hablemos. Esos días de carnaval que fueron -para mí- los más intensos, tramoyerísimos y que si se puede decir un chiste malo pero que da risa en esta historia.

Esos días de carnaval…

Yo sentía que le gustaba, pero era algo remotamente imposible. Era imposible y aún lo sigue siendo.
Recuerdas cuando te dije aquella noche en tu trabajo: Podría escribir sobre ti. Y se queda corto todo este post para decir lo bien que me haces sentir. Quitando todo lo relacionado al romanticismo que pueda dar entender este escrito.

Últimamente pasa algo conmigo. Contigo. No le quiero llamar desilusión, porque ya comenzando el párrafo de las anécdotas es un chiste que se piensa, pero no se cree. Ya no siento la chispa. Esa de cuando me monté en tu carro aquel día que nos conocimos. Esa que sentía cuando me escribías, esa cuando me dijiste por primera vez: Morocha, ¿por qué soy gay?, esa  cuando me pediste aquel beso…

Han habido cambios en ti que ha hecho que me aleje. No sé hasta qué punto pueda que me retire de tí, pero aunque lo debí hacer mucho tiempo cuando mi amigo me lo advirtió y que ahora tenga esa intención de hacerlo me nace como una angustia que no sé que va pasar cuando te vea y mi cabeza haga flashbacks de tus frases características que me hacían/hacen sonreír.

Aunque no seas hetero y que ni exorcitandote, ni tomando pastillita podrá convertirte, siempre serás, mi gay favorito…

P.D: Este post se realizó a comienzos de este año. Lo tenía en mi celular en el cual se robaron. No es el original, pues se fue allí con otras cosas de mi vida. Pero algo así decía…
P.D2: #NP Rubí - Babasónicos

Te quiero, R.

Pasado, cállate.



Muchas cosas han sucedido desde mi último mi post. Tengo nuevas amistades, tengo nuevas sonrisas, mi aspecto físico ha cambiado, ando más hormonal que nunca, ya casi estoy por graduarme, y bueno, sigo sin novio…

Los hombres por los cuales han sido inspiración en este blog han hecho sus vidas. No me quejo, siguieron adelante, cosa que aún yo me he negado hacer. Casados ya con hijos, y que según su Facebook son felices. Solo uno sigue soltero, pero es empresario y ya tiene su carro y su apartaco. Cada quien es feliz a su manera.

Mi felicidad al parecer es estar menstrual. Creo que me acostumbré a ese mal hábito. Si mi autoestima por meses me permitiera ser feliz, este post no existiría, pero no, se empeña a estar bajo.

No sé cuantas veces lloré el año pasado y comenzando este. Escribiendo este post solté mis cinco minuticos de lágrimas. Porque solo recordar que las personas que una vez estuvieron a mi lado hicieron su vida y yo siga aquí estancada en mi miseria me hace tirarme en el suelo, quebrarme y comenzar trancarme por no permitirme llorar. Pero lloro, y grito y solo me sale: ¿por qué a mí?

Esta depresión que tengo no tiene nombre. Mi depresión mental poco a poco me va consumiendo y no sé hasta donde dejaré que me consuma.

Yo jamás me quejaré de ellos, por muy mal que yo me haya sentido a su lado. Creo que son los mejores novios que he tenido. Y si le pasaron cosas buenas en este trayecto de sus vida es porque nunca estuve equivocada.
A las personas buenas le pasan cosas buenas. Excepto los que cargan karmas de ancestrales, padres o porque simplemente es karma.

Qué arrecho, escribiendo este post me siento la mujer más fracasada emocional del mundo. De seguro por algún huequito me están mirando diciendo: “Jajajaj, mira Yaner, gorda, sola y fea. ¿cómo hubiese sido mi futuro si todavía estuviéramos juntos?”

Bueh… normal.