Muchas
cosas han sucedido desde mi último mi post. Tengo nuevas amistades, tengo
nuevas sonrisas, mi aspecto físico ha cambiado, ando más hormonal que nunca, ya
casi estoy por graduarme, y bueno, sigo sin novio…
Los
hombres por los cuales han sido inspiración en este blog han hecho sus vidas.
No me quejo, siguieron adelante, cosa que aún yo me he negado hacer. Casados ya
con hijos, y que según su Facebook son felices. Solo uno sigue soltero, pero es
empresario y ya tiene su carro y su apartaco. Cada quien es feliz a su manera.
Mi
felicidad al parecer es estar menstrual. Creo que me acostumbré a ese mal
hábito. Si mi autoestima por meses me permitiera ser feliz, este post no
existiría, pero no, se empeña a estar bajo.
No
sé cuantas veces lloré el año pasado y comenzando este. Escribiendo este post
solté mis cinco minuticos de lágrimas. Porque solo recordar que las personas
que una vez estuvieron a mi lado hicieron su vida y yo siga aquí estancada en
mi miseria me hace tirarme en el suelo, quebrarme y comenzar trancarme por no
permitirme llorar. Pero lloro, y grito y solo me sale: ¿por qué a mí?
Esta
depresión que tengo no tiene nombre. Mi depresión mental poco a poco me va
consumiendo y no sé hasta donde dejaré que me consuma.
Yo
jamás me quejaré de ellos, por muy mal que yo me haya sentido a su lado. Creo
que son los mejores novios que he tenido. Y si le pasaron cosas buenas en este
trayecto de sus vida es porque nunca estuve equivocada.
A
las personas buenas le pasan cosas buenas. Excepto los que cargan karmas de ancestrales,
padres o porque simplemente es karma.
Qué
arrecho, escribiendo este post me siento la mujer más fracasada emocional del
mundo. De seguro por algún huequito me están mirando diciendo: “Jajajaj, mira Yaner, gorda, sola y fea.
¿cómo hubiese sido mi futuro si todavía estuviéramos juntos?”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
- ATACA -