"Nosotros estamos saliendo"

…aunque ese Domingo no tanto.

{Parte II}


Sí, me gustó esa vez que te fui a visitar. A pesar de haber pasado las de caín, estuve contigo y lo disfruté. Aunque ese Domingo no tanto.
Te pregunté dos días antes de ir a visitarte si te gustaban las sorpresas, me dijiste: ME ENCANTAN. Ya hace días estaba planeando llegarte de sorpresa y puse manos a la obra. Te pregunté si estarías en aquella ciudad donde te quedas esporádicamente o la ciudad donde vives, para tener un solo destino a la hora ir. Como pude te saqué el itinerario de esos próximos días y di acción a mi plan.
Llegué a esa ciudad, a ese C.C donde me dijiste que estarías, imaginé: Cuando vea un gordito pelon fumando marlboro rojo, ¡ése es!. Pasaban las 4:30pm, llegué, eché la mirada hacia donde tocaba un grupo, -grupo en la cual tu estarías con ellos porque eran tus panas- y nada. No te vi. Mi celular tenía un par de horas descargado y aunque a veces me arrecha mi mala memoria ese día estaba agradecida de haberme aprendido tu número. Busqué centro de comunicación a los alrededores de ese C.C. y para mi malasuerte no había. Tocó poner cara de tragedia y pedirle a alguien con caradegenerosidad celular prestado. Di con uno. Mientras marcaba estaba nerviosa. ¿qué habrá pasado? ¿por qué no lo veo? ¿será que no vino? ¿será que ya se fue?. Lo llamé y le dije: ESTOY AQUÍ DONDE ME DIJISTE QUE ESTARIAS. VENTE. Por su tono de voz deduje su sorpresa, y me dijo: No viajé. Estoy en mi casa. Te llamo en diez minutos para ver qué puedo hacer…
Llamó. Y me dijo: no puedo ir, llegaré tardísimo. Vente tu. Y mientras me daba las instrucciones de cómo llegar a esa otra ciudad, entre terminal, metros, pasajes, mi subconsciente deseaba por un instante caerme a cachetadas delante ese poco de personas por haber sido tan tonta en la vida. De repente, pensé: Estas cosas pueden ocurrir, qué coño. Pero, también me molestaba la idea de que la misma trayectoria que yo iba a tener viajando hacia allá, él también la iba a tener. No sé los motivos, pero yo me lo tomé como: Qué balls, no me desea. Bueh, hice maromas para llegar a ese terminal. Yo tal cual india perdida buscando un metro y sonriendo a los transeúntes por no saber cómo meter un mísero ticket en el aparato ése, di con el terminal. Hedía a Caracas, sí, hedía, hedía a gente de catorce horas sin bañarse, hedía a esas miradas perdidas, hedía a esas caras de tragedias, hedía a esa hambre de no haber comido hace ocho horas, hedía… y yo estaba allí, en el medio de todo eso. Por ir a ver al gordi, porque de eso se trata todo esto: si tu vas, yo vengo y viceversa. Como toda ‘relación a distancia’…
Llegué a ese terminal, eran las seis y piquito. Hora que –según él- salía un autobús. La cola era peor que cuando traen aceite, azúcar y leche en un supermercado. Pero hice mi colita. Ansiosa, nerviosa y molesta. Y con esa botellita de vino que guardaba en mi bolso y la caja de marlboro ligth que me llamaba gritos, pero no, ellos solo iban destinado para una sola persona: el gordi. Por un instante pensé también en cambiarme de cola y meterme en esa que iba a la ciudad de las naranjas y aparecérmele a mi amigo el very pequen, pero no, no bebí el vino, no me cambié de cola y me fumé un cigarro.
El autobús no llegó a la hora estipulada. Así que tres mujeres delante de mi –inquietas por otras circunstancias distintas a las mías- me comentaron de agarrar uno express. Y así fue. Nunca le dije de haber agarrado un express, creo que fue porque no quería que notara mi ‘desespero’ por verlo y porque también iba llegar tardísimo y no iba estar con él lo suficiente. Aparte tenía que regresarme al otro día como diera lugar. Llegué a eso de las 8pm, creo. El señor me dejó en una parada cerca de su urbanización porque no podía desviarse para llevar a las otras tres mujeres. Él constantemente llamándome para decirme la dirección de su casa. “Agarra un taxi y dile así mismo como te estoy diciendo”. Me lo repitió tres veces en distintas llamadas, recuerdo. Para nada porque en vigilancia no lo dejaron pasar… Entons, tuve que esperar en vigilancia unos cinco minutos que pasara un carrito de esos que trabajan dentro para llegar allá. Llegué, me esperaba fumando su acostumbrado marlboro rojo, viéndome, yo riéndome, pero con mi cara de arrecha. Estaba molesta, casi las nueve y solo pensaba en tres cosas: agua, paño y quiero sentarme.
Él lo cumplió, me dio las tres cosas mientras jugaba con sus perritas. Qué tiernas son, dan buen uso de su nombre… una es tan dulce y la otra es tan sal y pimienta que deseas quedárteles abrazandolas jejej…
Y luego de mi vaso de agua, me presentó a su mamá –mi cara fue todo un poema de Llosa- y me fui a bañar… Una vez estando lista, me dice: Vamos a salir y ya estaba un amigo de él afuera.
Imaginé que estaríamos los dos solos, la botella de vino que guardaba para nuestro momento, mis marlboro ligth con sus marlboro rojo, él y yo… Pero no, quizo salir y con su amigo. Nos fuimos…
Fuimos a un local de rock, después a aquella parte de esa ciudad que hace frío y que según él –es la más pipirisnái- allí visitamos a un amigo de él. Rones venían, cigarros, risas, y un: ¿por qué estoy tan incómoda?... se hizo hora de irnos y volvimos al local de rock. Me sentí peor y no se hicieron esperar mis celos incomprendidos. Estaba esa tipita que le tengo cierta vaina. Y me molesté, pero no tanto porque él estaba con esa caraja, no, sino ese pellizquito que me decía si esto iba hacer siempre así. Poniendome celosa por carajas que son tan nulas y que él le hacía gracia hablar con ellas… en fin, me aparté y me sentí en una silla. No encajaba en ‘su sitio’. Él se me acercó y me preguntó si estaba celosa o molesta. Solo le dije: No te dejaré fumar de este cigarro…
Nos fuimos a casa de otro pana de él. No tocó lanzarnos a la piscina, el vino y nosotros por allá jugueteando bajo el agua. Yo, siempre sobria. Él, un tanto tomado. El baño, la escalera, esa esquinita de la piscina fueron testigos de nuestros juegos. Recordaré ese momento porque solo estábamos nosotros dos, solitos, con otros dos panas, pero ellos alejados por allá. Y la pasé bien, con nuestro vinito y nosotros dos solitos… si todo se hubiese resumido a ese momento… pero, la final, lo disfruté, lo pasé ‘rico’ jejej… aunque el Domingo no tanto.
No me engaño. El Domingo nunca tuvo que existir. Me sentí tan indeseada, tan culpable, tan ‘no valió la pena todo lo que hice por venir a verlo’. Ese sentimiento tan asqueroso como: te usé y te boto. Ese mismo sentí.
Me levanté a las 10am, un poco tarde para que me vaya. Salir de donde él vive es un poco difícil así que, lo levanté y le dije: vamos a prepararnos un café. Él: déjame dormir media hora más… Yo: Ok, pero acuérdate que debo regresarme temprano…
Él dormía… yo, veía two a half men. De ese día recuerdo verlo dormir, era tan bonito verlo. Recuerdo otras cositas más: sus poquitas pecas en la espalda, su piquitos rapiditos porque ‘no se ha cepillado’, sus ojeras, sus ojos, su parte blanda de la frente, su cortada mínima por afeitarse, su barriga, sus tatuajes, el significado de cada una de ellas, su ¿tu ves esa serie?…
Recuerdo todo de él, pero su acciones, su comportamiento, quiero borrarlo, quiero borrar esa parte de ese Domingo.
Cuando almorzamos, su cara e’culo. Cuando me llevó a la parada de autobuses, con su cara e culo, ni una agarradita de mano, ni un besito de despedida, ni una palabrita, ni esas llamaditas a mitad de camino que te reconforta saber que está pendiente de ti, nada. Ni siquiera la llamadita esa de: ¿cómo llegaste, amada?. ABSOLUTAMENTE NADA, y es allí donde comenzó todo…
Tuvo una semana sin llamarme, sin mandarme un DMs y ni un msjito de texto. Eso, solo diré eso. Podría contarle TODO lo que pasó esa semana, pero me da vergüenza hasta de escribirlo. Eso solo quedará entre él y yo…
Creo que si fuera la Yanerlys de antes hubiese agarrado al tercer día y embriagarme sola en aquel sitio donde voy y que el señor que atiende siempre me diga: ¿tu otra vez sola?, ¿te doy lo de siempre: lanegrita y el vasito plástico con pitillo? Tienes esa cara de que vas a fumarte la caja que traes en tu cartera y la otra que me vas a comprar dentro de una hora. Cómo una persona puede verte tan poco y conocerte tan rápido. Lástima que con el gordi no pasa eso…
Pero no pasó nada de eso. No fui a ese sitio, no tomé, sí fumé, pero no lo suficiente como hubiese hecho en otras ocasiones. Solo mi cabeza, mi corazón y sé que él saben por lo que pasé. Uno que otro tweet lanzé, pero ni él lo leyó.
“Tuve el teléfono malo y luego me arreché y no te contesté”. –inserten sus conclusiones acá- que yo con mi dramatismo luego los insertaré.
Lo mongólica me viene después: lo disculpé. Hoy me di cuenta por qué. Y no lo escribiré por cobarde. Pero puedo decir el cliché ese de moda actual: TÍPICO.
Y desde esa semana que dejaste de hablarme fue lo peor que le pudiste a ser a mi autoestima, a mi corazón y a mi piel.
Te acuerdas cuando me llamaste que duramos dos horas hablando y que al final me dijiste: TE RECUERDAS CUANDO TE DIJE QUE CUANDO ME GUSTE OTRA TE DEJARÉ DE HABLAR y, ahorita estoy hablando contigo. Yo: LO HAS HECHO, HAS DEJADO DE HABLARME Y POR UNA SEMANA…
No es necesario interpretar los silencios de alguien, porque uno ha pasado por esos silencios que hasta incómodos son. Yo solo le pido respeto y él solo me dice: nosotros estamos saliendo…
PD: Ya no siento como antes… aunque no niego que casi todos los días, aunque sea cinco minuticos, te pienso. Tu indiferencia hace que cada día mi corazón se vuelva un vaso estallado y que tu: no puedo ir, ven tu; ya no me resulte tierno.
PD2: Soy una persona insegura, tu mismo lo sabes y siempre me lo reclamas, pero si cuando de seguridad se trata, mi instinto forma parte de ello. Y sé que mientras coqueteas conmigo, coqueteas con tres más. Imagino que es tu misma coraza y de ‘no salir lastimado’, pero ya no quiero hacerme la tonta y seguir con esto. Di la batalla, pero tu no la das conmigo y haces mal a mi autoestima lastimada.
Le doy paso a esas dos o tres. Las tienes cerquita, dale esos abrazos que aun siento su apretón y diles ese MAMI que siempre me molestó…
Besos…

3 comentarios:

  1. Hola morocha, creo que tienes que aceptar que no le interesas :S
    Cuando una mujer esta enamorada, no se da cuenta.
    El sí se molestó y por eso no te agarro la mano, sí leyó el twitt y decidió no llamarte.

    Como siempre, el tiempo es el único que cura un corazón roto.

    ResponderBorrar
  2. Oye, Yaner y esta quien ess? esta chevere... pichamela

    ResponderBorrar
  3. Ok, pero por lo que leí. Vive en Italia. :p

    ResponderBorrar

- ATACA -