A Max, lo quise como lo quería a él.
Sí, algunas vez lo soñé. Soñé con una familia con cuatro hijos, una casa tipo cabaña y un perrito bulldog para llamarlo Jean Claude. TU ME HICISTE SOÑARLO.
TU y el chico de los veintitantos…
Recuerdo cuando teníamos apenitas un mes de novios. En el que eras mi ídolo. Pensaba distintos a los demás. Maduro, seguro de sí mismo. Con sueños y metas en el que yo – y lo mantengo – le dije que lo ayudaría para lograrlos. Era un hombre que fácilmente cualquier chica podría enamorarse de él. Te comprendía, te daba esa confianza de poder soltarte libremente. Atento, y esos ojitos de niñito regañáo hacía que le creyera todo...
En esas tres semanas que habían transcurrido nuestro romance; me dijo al salir de clases: Acompáñame tengo que hacer una diligencia.
Llegamos a una tienda de mascota. Le entregan un boxer con días de nacido. Aquella cosita pequeñita moviéndose y sus ojos con media lágrima a derramar. Llegamos a su casa después de 45min de carretera y allí estábamos. Max, él y yo.
Max se convertiría en nuestro alcahueta cotidiano. Max y yo nos las pasábamos más en su cuarto que su mamá pasando coleto.
Max siempre estuvo allí, con nosotros dos. Acostados viendo cualquier comiquita, programita o película por cable. Presenció más de una discusión. Estuvo en los momentos más eróticos pero también más tristes de nuestra relación. Max, lo quise como lo quería a él.
Ese pequeño perro escuchó más mi silencios y vió mis lágrimas más que él – el idiota-. Sí, cuando él se iba acostar con su mamá que yo me quedaba en su casa. Salía al patio y me ponía fumar. Lo sentaba al lado mío y le contaba en silencio cuanto amaba su dueño. Vió muchas cenizas caer por culpa de él…
Y un día, acostados con Max entre mis brazos y abrazada a él soñé una familia. Sus ojos brillaban y yo con voz de niñita consentida le dije: Si le compro una perrita a Max. ¿qué nombre le pondrías? Subliminalmente hablando. Él: Max está muy chiquito aún; tengo que esperar más o menos un año para ponerlo hacer cachorros…
Pasó un largo silencio. Yo nerviosa y queriéndole sacar más información. Le pregunté: ¿Si llegases a tener hijos cuántos quisieras? Sin dudarlo me dijo que una hembrita y que llevaría por nombre Michelle, pues le recordaba a una presentadora de televisión que él le gustaba mucho. Yo le dije: Quisiera tener cuatro hijos, dos y dos. Me llamó RATA, no sé por qué.
No sabía como preguntarle si se veía conmigo en un Futuro. O quizá no pude buscar la manera de cómo decírselo y que se abriera. Imaginaba dentro de mi: él sabe a lo que me refiero, pero debe ser que no se imagina nada conmigo. Y me ensucié la mente pensando mariqueras que esta relación no llegaría a nada. Fui egoísta conmigo misma; Pero… ese día, en la noche, como a las ocho y pico me dijo: Mejor dejamos esto hasta aquí…
Me encantan las cosas de las que escribes.
ResponderBorrara la vergaaa tengo como un nudo mejor no digo mas nada
ResponderBorrarHola Morocha, de tieeempos que vengo, y en este post solo podria decir...uff, q mala nota tu idiota... se dejo vencer por sus miedos :S
ResponderBorrarque bello... me encanta max xD
ResponderBorrarY bueno..., aunque uno no quiera, la parte ridícula de ser mujer sale a flote cuando nos enamorados ¬¬
ResponderBorrarExcelente!
ResponderBorrarMe gustó! saludos xD
ResponderBorrarme gustó mucho. qué final! saludos morocha (K)
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